—Por lo visto, ya estás en una última instancia… La transformación está tomando todo tu cuerpo. —el joven la inspeccionó una vez más. No era doctor, su forma de curar era mucho más extraña, su presunta magia las desconcertaba, no había seguridad de su efectividad. —El ámbar de tus ojos lo dice todo, son los mismos que los del oso.—Sí, no me siento para nada bien. —Eva volvió a intentar ahogar sus nauseas, para no vomitar en plena sala. Dejó que viera las garras que a veces salían y le explicó lo del olfato ultra desarrollado.—Solo he visto algo así en pocas personas, la verdad es que, si es un tema desconocido, pero que existen cosas similares. A veces, si un lobo muerde a una persona sin matarla, esta puede transformarse si la intención acompaña y el cuerpo lo resiste, claro que el poder no es tan grande. —se encogió de hombros, necesitaba esforzarse si quería salvarla, sabía que era muy difícil y nuevo para tomarlo a la ligera. Tomó un largo sorbo de té, intentando digerir sus pro
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