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Conocidos
Se detuvieron para descansar en una zona donde el sol bañaba la hierba, para poder beber agua y comer algo antes de seguir. No iban a sobre exigirse, era un riesgo y podía echar a perder toda la misión. Maya miró al cielo, la claridad del celeste era alentadora.—Parece que nos tocaran lindos días. —dijo, sonriendo. Eva estaba compenetrada mirando uno de los árboles. Un cedro, alto e imponente. —¿Sucede algo? —preguntó desconcertada, parecía que estaba en un trance.Eva no respondió, no la oía, estaba concentrada en aquel cedro. Tenía una sensación en el pecho, algo había allí que la llamaba. Se aproximó hacia él con cuidado, inspeccionándolo con la mirada y contempló las grietas producidas por garras. El aroma seguía allí, era su hombre oso. Podía reconocerlo ahora, estaban conectados por algo incomprensible. Había estado allí recientemente, su olor le era tan sencillo de reconocer con sus sentidos agudizados.—¿No lo sientes? —preguntó a Eva, mirando a la joven, confundida por esta
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Enemigo
En su habitación, Gale no notaba el paso del tiempo en lo absoluto, dormía por horas para reponer las energías. Su cuerpo no era el mismo, mucho menos en sus transformaciones, estaba conflictuado y se sentía tan extraño. Ese lobo que era ya no volvería a ser el mismo, apenas si recordaba las vidas que quitó en esa carroza, las almas a las cuales les arrebató el destino. En su cama intentaba no pensar en ese día, en que la sangre lo cubrió con sus enemigos y lo liberó de las ataduras mentales que tenía. La venganza, en cierto modo creía que estaba completa. Había asesinado a todos los que puso y eso haría feliz a su padre en el más allá, bajo su óptica. Tres veces al día una señora le traía su comida, con un carro entero para saciar su apetito. No recibía visitas, pero se iba enterando de las cosas conforme hablaba con la encargada de atenderlo.—Entonces, ¿Qué trae este nuevo día? —preguntó, con una capucha en sus ojos y sentado en el escritorio, estaba tomando un vaso de cerveza fre
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Festival
La noche cayó en las redes de un posible tumulto, Gale miró su ropa, todavía en su cuarto y la examinó. No era presentable, eran trapos rotos y desgastados. Le trajeron prendas bastante elegantes, con las que se vistió sin problema alguno.Al verse en el espejo luego de tomar un baño y cambiarse, no se reconoció y dudó de si mismo. Parecía alguien de la realeza, o hasta un caballero. Se rio, pensando en que diría Seth si lo viera así, disfrazado de humano escondiendo por dentro un monstruo. Caminó por el castillo a sus anchas, sin importarle lo que allí sucedía, él era intocable en esos momentos y podía andar sin preocupaciones. Pasó por el cuarto matrimonial del príncipe, sintiendo esa puntada de culpa al haber asesinado a su esposa. ¿Sabría Louis que seguía con vida a pesar de sus crímenes? Sospechaba que el rey no había delatado su identidad humana a nadie y por eso no lo buscaban ni lo miraban con rencor. Se llamaba Angela y solo la había visto unos minutos antes de arrebatarle la
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Decisiones
Las palabras del príncipe resonaban en la totalidad de la plaza. Las personas exigían la justicia que tanto deseaban, la mayoría creía a ciegas en las palabras de Louis y el niño, era la prueba viviente de que había que tomar las armas. Algunos estuvieron en desacuerdo, dudando sobre la veracidad de ese presunto hijo legitimo robado. Gale miró a su alrededor, las personas estaban enfadadas, sintiéndose engañadas y traicionadas. Teo no comprendía lo que sucedía, estando feliz de estar con su padre. Louis seguía hablando, explicando como su hijo había sido robado de los brazos de su madre cuando era un bebe, omitiendo por completo que su madre verdadera era su amante. El rey no sabía como reaccionar, se lo acusaba de traición directa y las personas pedían su cabeza. Louis lo señalaba como el parasito que había dañado y enfermado a toda la corona. Era un discurso largo, responsabilizaba a su padre y lo culpaba de fraternizar con los hombres lobo. Gale reconoció que era una buena estrateg
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Sentidos
Desde su asiento en aquel bar, Eva platicaba con Maya sobre las investigaciones que nunca pudieron ser. Se hallaban un poco frustradas, en el camino no habían logrado encontrar nada de información y la condesa parecía debilitarse con cada minuto que pasaba. Todavía no llegaban al pueblo de Astor ancestral y ya tenían que parar cada cinco horas para descansar al menos dos, por el cansancio. No era tan fácil como habían previsto, estando ciertamente decepcionadas al ver que avanzaban los días y el remedio parecía cada vez más lejano.El mesero les trajo dos bandejas de papas horneadas en salsa, con escabeches de pollo. Era un almuerzo sencillo, acompañado de las amargas desilusiones de su viaje. Maya se sentía impotente, quería salvar a su amiga a como diera lugar. Eva escuchaba la música que tocaba en vivo un guitarrista de la zona, con la esperanza de dispersarse un poco de esos pensamientos negativos. Se mareaba, la vista se le borraba y los latidos de su corazón se pausaban, no esta
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A tu lado
—Debemos seguir Eva, no podemos esperar más. —dijo Maya, mientras tomaba el brazo de su amiga.Entre las cenizas, Eva buscaba un sobreviviente, alguien a quien ayudar. No había ni una sola alma, los atacantes se habían marchado y los lobos perecieron entre el fuego. El ambiente era devastador, el gris lo inundaba y apenas si se veían los árboles.—Alguien… Tiene que haber alguien… —Eva sintió en lo profundo de su ser la esperanza de hallar un alma que todavía siguiera en este mundo, fracasando en la búsqueda.Con el dolor cruzado abandonaron el lugar, contemplando el primer ataque de muchos, eran las consecuencias del accionar de Louis. Eva no entendía como se había tornado tan cruel, no era un tipo excelente cuando lo conoció, pero aparentaba no ser tan cruel como Ruth. Teo era un rehén a donde quiera que estuviese, lo cual también la entristecía de solo pensarlo. Parecía tan feliz con su vida en el refugio, siendo su decisión algo que no podría comprender.Llegaron al pueblo ancestr
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Amante
—Por lo visto, ya estás en una última instancia… La transformación está tomando todo tu cuerpo. —el joven la inspeccionó una vez más. No era doctor, su forma de curar era mucho más extraña, su presunta magia las desconcertaba, no había seguridad de su efectividad. —El ámbar de tus ojos lo dice todo, son los mismos que los del oso.—Sí, no me siento para nada bien. —Eva volvió a intentar ahogar sus nauseas, para no vomitar en plena sala. Dejó que viera las garras que a veces salían y le explicó lo del olfato ultra desarrollado.—Solo he visto algo así en pocas personas, la verdad es que, si es un tema desconocido, pero que existen cosas similares. A veces, si un lobo muerde a una persona sin matarla, esta puede transformarse si la intención acompaña y el cuerpo lo resiste, claro que el poder no es tan grande. —se encogió de hombros, necesitaba esforzarse si quería salvarla, sabía que era muy difícil y nuevo para tomarlo a la ligera. Tomó un largo sorbo de té, intentando digerir sus pro
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Calor
La bañera humeaba y su cuerpo se relajaba en su interior, el agua la cubría por completo. Se preguntaba por qué tendría que remojarse en esas hierbas tan invasivas. Al terminar, Maya la ayudó a volver a la sala, donde Ciro ya tenía preparadas las cosas para el ritual. No era aficionada a la magia y raras veces creía en ella, por lo que desconfiaba y no le gustaba depender de él.—Otra advertencia. —achinó los ojos, con un frasco en las manos. —Si el ritual saliera bien, lo que no es cien por ciento probable, podrías sufrir algún cambio irreversible y en un primer minuto, podrían despertarse en ti cosas que llevas reprimidas dentro.—Primero tengo que sobrevivir ¿No? —Eva sonrió, a pesar de encontrarse nerviosa de pies a cabeza. Llevaba una túnica de seda de color violeta oscuro, fresca y ligera.Tomó asiento en la silla de madera, cerrando los ojos para no ver los pasos que debía tomar. Solo escuchaba las voces a su alrededor.—Necesito algo de tu sangre. —Ciro le entregó una daga a M
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Tómame
La temperatura subía, sintiendo el sol en lo profundo de su pecho, un calor inaguantable.—Las ventanas… —dijo a penas, haciendo señas con las manos. Necesitaba que las abrieran para que el viento circulara.Obedecieron al instante.—Debe estar acalorada. —acotó Ciro, abriendo el ventanal más amplio. El viento pasaba, el aire fresco se filtraba hacia la sala.Ella sudaba, ardía por dentro y por fuera a pesar de que el suelo estaba helado.—Es un efecto colateral, hay muchos otros… —Ciro dudó, no sabía cuáles serían exactamente, temía que pudiera ser grave. —El calor sofocante puede derivar en locura si no se trata…—¿Qué? —Maya estaba harta de esas brujerías, quería que la vida regresase a la normalidad de una vez por todas.—Tiene que sacar ese vapor, sino quedará atrapada. —explicó él, esbozando una sonrisa. —Ese calor deriva en excitación y tiene que dejarse llevar para drenarlo, sino lo hace le quedaran secuelas en la mente para siempre.—Eres un mentiroso. —Maya lo miró incrédula
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Edad
La pasión los atrapó, tomándose en ese callejón vacío, en medio del caos, con la ciudad casi en llamas. Ella dejó que la hiciera suya por ese lapso de tiempo y vieron el cielo juntos, en el placer prohibido y deseado a la vez. El tenía mucha fuerza y vigor, haciéndola gemir sin perder cuidado. Su cuerpo hacía que perdiera el juicio, bebiendo de él y contemplando el amor que no tendría. Era una adicción, ese fuego que hizo que repitieran el acto más de tres veces. La adrenalina se multiplicaba, la joven se descocía de placer y él cumplía con su objetivo. En él último acto, dejó escapar un último gemido, con el orgasmo que quedaría para la historia y cayó al suelo, desmayándose al instante. Gale se preocupó, quedando desconcertado ante esa escena, habían estado disfrutándose mutuamente con furia y ahora estaba inconsciente.La cargó en sus brazos y la besó, para ver si se despertaba. Estaba respirando, como si estuviera profundamente dormida. Su respiración mostraba calma y su rostro a
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