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Disfraz
Los soldados se desplegaban rápidamente por las calles, la plaza quedó inundada y todas las miradas se desviaban por el miedo. Era una sentencia drástica, aquel que callase tendría un mal destino. Eva se cubrió el rostro con la capucha de su abrigo y Astor la abrazó, simulando ser una simple pareja, hasta que estuvieron en una calle menos transitada.—¿Cómo esquivaremos a los guardias? —preguntó Eva, con la desesperación encarnada en su piel, estaban al borde de ser descubiertos y si eran atrapados ya no habría vuelta atrás.—No lo sé. —Astor estaba serio y nervioso, su rostro develaba su ira. No podía pensar en un escape que no llamase la atención, tampoco sabía como irían por el pueblo sin que alguien los viera como forasteros.—¿No conoces a alguien…? —Eva quería pensar rápido, no quería morir ni perder su libertad nuevamente. Ya imaginaba a Felipe con sus manos sobre ella, otra vez en su poder. Lo odiaba con toda su alma y prefería la muerte antes que volver a su lado.—No. —Astor
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Sin salida
Astor debió convertirse al instante para defender a su dama de esos hombres que querían robarle la libertad. La bestia quedó desatada, en un movimiento rápido y logró hacerse paso entre los soldados, acabando rápidamente con varios de ellos. Eva seguía desnuda, tratando de buscar su ropa para vestirse y ayudar a su hombre a escapar. No podía encontrar sus prendas, estaban al otro lado de su habitación.El oso blanco atacaba sin piedad, con una furia descomunal, pero eran muchos hombres. Eva no conseguía llegar a su ropa por los soldados que estaban en su camino, no quería que la viesen desnuda. Se debía de armar de valor, no podía seguir escondiéndose. Solo quedaba un soldado en su camino, los otros estaban tratando de derribar al oso, debía actuar rápido. Con la fuerza que sacó de su alma, se puso de pie y el soldado la vio completamente desnuda. No le importó, sino que corrió hacia su vestido y lo recuperó. Sintió unas manos que querían capturarla, pero el oso era insaciable, no dej
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Estallidos
Los guardias anunciaron el toque de queda, nadie pudo hallar a los lobos ni a la dama a tiempo. Eva subió al lomo de su hombre enigmático, huyendo hacia el bosque junto con los lobos, no pudo ni siquiera estabilizarse por la necesidad de escapar lo antes posible. En las calles el pánico reinaba, las personas hablaban y se quejaban, los lobos habían perdido el juicio y ahora eran vistos como criaturas peligrosas. Las personas habían vivido al lado de los hombres lobo por mucho tiempo, pero siempre había conflictos esporádicos que hacían que se fragmentasen los pueblos. El rey se jactaba de mantener bajo control esas relaciones, pero la cruel verdad yacía en que solo los habían dividido para que no molestasen ni osasen hacer un levantamiento. El rey los esclavizaba, a los más conflictivos hasta que se volvían irracionales y los mandaba a matar. Como era sabido entre los lobos que el rey tenía mucho poder sobre el pueblo, no podían desafiarlo y debían vivir a sus órdenes. Ninguno podía t
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La espera
Mirando a los árboles, en la plena oscuridad de la noche, Seth, Maya y Eva aguardaban que Astor regresara, en su forma humana, para reírse a carcajadas y poder compartir una cena agradable. No lo hacía, sin embargo, la espera se prolongaba. Ninguno decía nada, la esperanza hacía que se aferraran a que volvería, como a veces sucedía, que volvería a tener el control sobre su transformación. No obstante, las horas pasaron y no había rastros, ni pistas, ni nada en lo absoluto. Eva lloraba en silencio, tratando de llamarlo con su corazón, podía sentir su conexión y lo necesitaba, era parte de su vida y el amor que los rodeaba la hacía sentir viva. Quería verlo regresar, se ataba a ese momento al posible final feliz.Seth fue el primero en rendirse.—No vendrá, al menos no esta noche. —dijo cuando ya el frío comenzó a calarles los huesos. No quería aceptarlo, pero había visto alguna vez ese tipo de comportamiento en su amigo.—Pero… —Eva se dijo a sí misma que si volvería, porque se amaban,
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No me olvides
La mañana estaba soleada, un día hermoso para unos corazones afligidos. Eva no paraba de mirar hacia la arboleda por donde su amor se había marchado, con el brillo en sus ojos que develaba su esperanza por estar junto a él de nuevo. En su corazón sabía que volvería, lo esperaría, ella era suya de por vida. Miró hacia las rocas y los arboles tupidos, allí el oso se había mezclado con la hierba y se perdió de vista por el terreno sinuoso. Divisó que algo se movía entre los arbustos y estuvo a punto de gritar de felicidad, hasta que vio al lobo salir de allí. Gale la miró con una sonrisa al volver a su forma humana, pero al ver su mirada de decepción bajó la vista al suelo.Eva soltó un suspiro, no era su amor. Esperaba a ese hombre de gran tamaño e increíble fuerza, con su rostro severo y sus tatuajes misteriosos. No quería a nadie más. Gale era apuesto, pero no rozaba ni de cerca la ferocidad de su hombre enigmático.—¿Pudiste averiguar algo? —preguntó Eva, sin prestar mucha atención a
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Acuerdo
Lilia examinó con la mirada a Eva, que estaba sentada en el mismo sofá que en la otra ocasión. En la mesa había toda clase de aperitivos, los cuales Seth devoró en unos instantes.—Vaya amiga, estas rodeada de hombres guapos. —dijo, mirando con incredulidad a los dos hombres que la acompañaban. —Dime, ¿Te has enterado lo de nuestra amiga?—Sí. —Eva no sabía bien que postura ni que actitud tomar, por lo que decidió mostrarse amable ante ella, quería ganar un poco de su confianza. El pasado las separaba, todavía quería vengarse por esos ultrajes cometidos hacia su persona. —Una locura.—Vaya que sí. Mira, aquí tengo a la niña, es mi pupila. Esta bien, es una buena chica. Al parecer le habían hecho creer que era huérfana. —empezó a decir Lilia, lo cual hizo que todos se tranquilizaran, al parecer la niña estaba bien y a salvo.—Luego quiero verla, si es posible. —dijo Eva, quien no quería correr ningún riesgo, le había prometido a Astor que arreglaría ese asunto y lo haría. Volvió a extr
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El pacto
El regreso fue lento, la noche hacía que al caballo se le dificultara andar por lo cual demoraron más horas de lo esperado. Gale no dejaba que Eva se aburriese, siempre tenía alguna historia que contar o alguna broma que se le ocurría. Esto hizo que se le pasara más rápido el viaje, pero no podía evitar imaginar que Astor aparecería en el bosque y podrían volver a estar juntos.Llevó sus flores al interior de su cuarto, preparando un jarrón para que adornaran su mesita de noche. Sonrió de nuevo al verlas, eran tan bellas. Se recostó en su cama, muy cansada como para hacer otra cosa y se durmió por unas largas horas. Prontamente, iba a tener que volver a ver a su esposo a los ojos otra vez, algo que hacía que no pensara con claridad. Felipe debía caer en la trampa, debía actuar firme y sin miedo si quería vencerlo y vengarse al fin. No sabía que haría cuando tuviera que volver a ver esos ojos negros y grandes, que la hacían sentirse tan mal y tan poca cosa.Al despertar, buscó a Astor
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Hogares
Eva se quedó cuidando a Teo en la casa, para que todos los demás pudiesen ir a ver que estaba sucediendo en ese lugar. No los vio marcharse, porque no quería que el pequeño viese ese humo aterrador. Siempre tenía la misma duda, no sabía si Maya era una loba y tampoco quería preguntárselo por temor a quedar como una ignorante o algo así.Los demás se marcharon rápidamente hacia el sitio de donde provenía ese gran incendio. Mientras llegaban, fueron reconociendo aquel sitio. Era otro pueblo, uno muy conocido que estaba casi en las afueras del bosque. Un hogar reconocido para los hombres lobo del sur, donde la mayoría vivía en armonía y se mezclaban con los humanos. Las llamas del fuego lo cubrían casi todo, no podían ver con claridad. Seth divisó al grupo de soldados que perseguían a una manada, que apenas si podía contra tantos hombres.Atacaron sin pensar para defender a los suyos, acabando con los soldados que los tenían rodeados. Había cientos, algunos seguían prendiendo fuego las v
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Mercenario
Teo y Eva dibujan en papel para pasar el tiempo, sentados en la alfombra en el suelo. Había pasado más de un día y no tenían noticias. Para que el niño no se asustara, ella trataba de distraerlo con cuentos, canciones y juegos la mayoría de las horas. Teo no era un niño muy conflictivo, pero extrañaba a sus padres adoptivos cada que se acordaba que se habían marchado.Ella no lo culpaba, le pasaba lo mismo. Cada parte de la casa le recordaba constantemente a Astor, sentía que estaba cerca, quería buscarlo, donde quiera que estuviese para decirle que nunca podría hacerle daño. En su corazón, podía sentir esa conexión tan fuerte que los unía, ese lazo invisible que también los unió en su primer encuentro. Pronto volvería, estaba completamente segura de ello, aunque los demás dudasen y la contradijesen.—¿Ya vuelven? —preguntó el niño, cuando ya no sabía como entretenerlo.—No lo sé. —Eva sonrió y buscó más papel. —Mira, podemos hacer algunos animales doblando el papel, es origami.—¿Pue
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Luna
Tratando de parar la sangre que salía de su pata, Eva presionaba la herida con las lágrimas rodando por su mejilla. No entendía lo que había dicho, él estaba mareado y confundido por el efecto del veneno, pero estaba siendo completamente sincero. No podía verlo así, con la cara de enamorado y el corazón siempre roto, no lo correspondía y sabía que nunca podría hacerlo. Era tan difícil, Eva sintió que el corazón se aceleraba al verlo luchar entre la vida y la muerte. Gale no se quejaba por el dolor, trataba de aguantarlo y seguir manteniéndose fuerte.Seth llegó con Teo en sus brazos, el niño estaba a salvo, había logrado darle tiempo para que no lo atrapasen. El mercenario había huido.—Vayan por él. —dijo Gale, con la voz afectada por el dolor intenso, el veneno entraba fácilmente.—No, tenemos que llevarte adentro. —Seth se puso al hombro al muchacho, para ayudar a cargarlo junto con Maya, era pesado y les costó trabajo. Su padre todavía no llegaba. Lo llevaron a su cuarto, el que l
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