Mirando a los árboles, en la plena oscuridad de la noche, Seth, Maya y Eva aguardaban que Astor regresara, en su forma humana, para reírse a carcajadas y poder compartir una cena agradable. No lo hacía, sin embargo, la espera se prolongaba. Ninguno decía nada, la esperanza hacía que se aferraran a que volvería, como a veces sucedía, que volvería a tener el control sobre su transformación. No obstante, las horas pasaron y no había rastros, ni pistas, ni nada en lo absoluto. Eva lloraba en silencio, tratando de llamarlo con su corazón, podía sentir su conexión y lo necesitaba, era parte de su vida y el amor que los rodeaba la hacía sentir viva. Quería verlo regresar, se ataba a ese momento al posible final feliz.Seth fue el primero en rendirse.—No vendrá, al menos no esta noche. —dijo cuando ya el frío comenzó a calarles los huesos. No quería aceptarlo, pero había visto alguna vez ese tipo de comportamiento en su amigo.—Pero… —Eva se dijo a sí misma que si volvería, porque se amaban,
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