El niño, al escuchar todos esos gritos de la muchedumbre, comenzó a llorar y a Seth le costó tranquilizarlo. Teo temía que alguien pudiera encontrarlo y por eso al ver los soldados, se asustó terriblemente. Seth no sabía que hacer, se estaban llevando a la niña, que nada tenía que ver en todo ese asunto y no podía soportar esa injusticia.Los soldados se llevaban a la niña, Seth los siguió para ver a donde se dirigían, pero rápidamente lo perdieron de vista, ellos iban en caballos. Eso hizo que se detuviera, frustrado y sin saber cómo actuar.—¿Ya llegamos? —le preguntó el pequeño, eso fue un golpe de realidad para él, el tiempo se les estaba agotando.Seth se decidió por llevar al niño a salvo al refugio, para luego buscar a la niña y cerciorarse de que estuviese bien. Eran muchas responsabilidades y el tiempo apremiaba. Volvieron a la tienda, comprando provisiones para el refugio y el viaje. Seth compró muchas cosas, dulces, adornos, lo que pudiera hacer que Teo se sintiera mejor y
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