—Debes escucharme, yo iba a decirte la verdad cuando llegara el momento. —empezó a decir Astor, con los ojos llenos de lágrimas. —Necesitaba que estuviéramos tranquilos…—Entonces esperarías a que nos casáramos para confesar tu crimen. Eso es más cruel todavía de lo que me imaginaba. —solté, con rabia.—Lo siento, estoy consciente de que actué mal, es que era tan feliz a tu lado… Sabía que era un acto egoísta. Porque yo te quería para mí para siempre… —Astor negó con la cabeza. —No fue justo para ti, pero te amo desde el momento en que te vi en el bosque por primera vez…—Pero no te importó al condenarme, la primera vez. No sabías lo que me depararía al matar a mi prometido. ¡Como iba a importarte! —grité, con la voz casi desgarrada por la rabia. —¡No te ha importado en lo más mínimo! Tu jamás has estado en peligro, siendo vulnerable a los ataques de los demás, siendo acorralado como una presa indefensa que solo busca un poco de piedad.—No, no puedo entenderlo. Yo te amo Eva, lo haré
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