MARTINAMe parecía tan injusto que se inventaran eso de mí cuando eso significa tratar de dañar a Lars, que me siento tan culpable por esas mentiras como víctima.Él me decía lo más calmado que intentó estar que no hiciera caso a lo que se estaba diciendo, y realmente estaba viendo como ardía de rabia, ira, y desesperación por no poder controlar todas esas mentiras.Pasaron las horas y la tarde llegó, de hecho, el poco tiempo que pasamos juntos, me la pasé pensando en todo lo que se nos venía encima.Cerré la puerta a mis espaldas cuando acosté a Leo, estaba cansado de que le urgía una siesta.Al llegar al salón escuché la voz de la señora Zelinda. Hablaba con Lars, estaban hablando en alemán, cosa que no entendía nada, pero intuí que era sobre la polémica que ahora mismo era el punto más alto de cotilleo de este país.Él se percató de mi presencia y se acercó a mí. Saludé a la señora y después tomé asiento a su lado. Ella me sonreía y entendí el porqué. Sabía que al fin se le había h
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