Mientras Taylor y el teniente se dirigían a casa de Sharon, ella y Nathan depositaban el contenido de la caja sobre la mesa. Sus miradas se mostraban seguras y, con un asentimiento, se pusieron un par de guantes, Sharon temía que, de alguna manera, tuvieran veneno. Lo sé, un poco exagerado de su parte, pero en la guerra todo se valía, todo era posible si salía de la mente humana, no importaba lo tenebroso que llegara a ser. —¿Estás listo? — pregunto Sharon elevando una de sus cejas —iniciaremos buscando cualquier señal que nos indique la presencia de un micrófono o cámara. — susurró señalando en dirección de los cosméticos. Una ligera risa se abrió paso por entre los labios de Nathan, ¿había dicho algo gracioso? Como sea, debíamos regresar al trabajo. —Se me hace que estás siendo algo exagerada— balbuceó. —Créeme si te digo que esta llegó a ser una de las maneras más comunes de asesinar a alguien en el medio oriente, hace un par de años— él tragó grueso —de hecho, era mucho más usa
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