En casa de Isabela, ella contemplaba su vestido de novia, faltaban pocas horas para cometer la peor locura de su vida.Fernando después de tanto pensar, decidió jugarse su última carta. Fue a buscarla, como era su costumbre ingresó por la ventana, hace varias noches que ella cerraba bien, pero esta ocasión fue diferente, era como si hubiera estado esperando por él.Los dedos de Isa acariciaban la seda de su vestido de novia. Era muy hermoso, sus padres no habían escatimado en gastos. Se suponía que el día de mañana sería el más importante de su vida, pero ella no lo sentía así, entonces se imaginó enfundada en aquel traje en corte princesa, bordado a mano, adornado con la más fina pedrería, caminando del brazo de su padre, para unir su vida, no precisamente al hombre con el que se iba a casar al día siguiente, sino con... —¡Vas a parecer una verdadera princesa! —exclamó la voz de aquel hombre, que provocaba en ella un sinnúmero de sensaciones. Isa se sobresaltó con solo escucharlo,
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