Austria 1986En alguna parte de los Alpes orientales. Friedrich Kraus corría desesperado, estaba seguro que, de ser capturado nuevamente, no tendría la misma suerte que la vez anterior, si a eso se le podía llamar así, de ser llevado de nuevo al laboratorio; esta ves estaba seguro que no serían tan benévolos y solo se limitarían a matarlo como el perro que siempre le dijeron que era; que, si se detenía a pensar un poco, sería menos horroroso que pasar de nuevo por la tortura que se vivía dentro del recinto de La Hermandad.Mientras huía de ese tétrico lugar, nunca dejo de sentir el frío que calaba su cuerpo, iba casi desnudo, con solo unos Jeans y un suéter ligero, pero prefería arriesgarse a tener una sola oportunidad en esa inhóspita llanura que a esperar a morir en manos de esa gente que lo consideraba a él un monstruo, de estar
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