Tuve que respirar profundo para no darle dos gritos bien dados al hombre que tenía delante rebuznando en mi cara con monumental enojo, casi tanto pero no mayor al mio. A veces me podía mi educación en la realeza y eso, no se suprimía de la noche a la mañana. Había escapado de mi casa, de mi condición de condesa, solo porque estaba huyendo de un príncipe despiadado que me había comprado para ser su esposa en algún momento de mi vida, y eso era algo que no pensaba permitir y por esa razón, entre otra mala fortuna, estaba en la situación más desafortunada de mi noche.Salirme de todas mis comodidades y mi educación de clase alta, para vivir de un salario básico en un empleo de gama muy baja, no era algo que hubiese elegido para mi vida, pero si era aquello que suponía mi único sustento y de lo que no podía prescindir.Al
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