Nicolás, se quedó sorprendido, ¿qué era lo que había descubierto Valentino? ¿Sabría toda la verdad? No, eso era imposible, había cubierto muy bien sus pasos para que nadie lo descubriera, sobre todo para que esos miserables no supieran donde estaba.Toco por encima de su camisa la larga cicatriz que cruzaba su dorso a lo ancho de su abdomen, algunas veces dolía o causaba escozor, pero era el recordatorio de por qué se fue de ese lugar y no regreso jamás.Aun hoy, las pesadillas lo acompañaban siempre.Miro a Valentino de reojo, este le sonreía de lado con un aire de complicidad.—Está bien, dime que es lo que sabes.—No te preocupes cuñadito ya te diré, primero vamos a la reunión con los Ugarte.—Hey, Jimmy, ¿por qué demoraste tanto?—Señor, usted me pido que llevara a la señorita Lamas a su casa y eso fue lo que hice, ni se imagina todo el escándalo que hizo. Por cierto, su padre quiere que lo llame.—Está bien, dile que lo llamaré cuando me desocupe, pero no creo que sea el día de h
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