—Nicolás, ¿seguirás aquí, tratando de defenderla? No tienes miedo de que él te descubra.—De que hablas.—Tic toc, tic toc — replicó Maritza—Está loca mujer, que estás hablando.—Ya llega, Nicolás. No podrás seguir escondiéndote.El corazón de Nicolás se aceleró, sus manos sudaban de manera incontrolable, tenía que salir de ahí, algo malo estaba llegando.Salió de la habitación, y se escondió detrás de una máquina dispensadora, trato de calmarse, no quería tener una crisis de pánico, era imposible, creía que ya lo había superado, pero solo de pensar en aquel hombre, su cuerpo temblaba de manera descontrolada.Sintió que una mano tocaba su espalda y dio un salto asustado.—Oye guapo, sucede algo — le p
—Hola —Contestaron del otro lado de una manera alegre.—Mamá. Junta todo lo que sea importante, estoy yendo a recogerte, no puedes quedarte más en esa casa.—¿Nico? ¿Eres tú? Que está pasando.—Si mamá, soy yo. No preguntes nada en este momento, solo has lo que dije y junta todo aquello que pueda hablar de nuestra existencia.—Si no me dices que está pasando no voy a moverme de aquí, esta es mi casa.—Mami, confía en mí, por favor. Tienes que irte de ahí. Estoy a veinte minutos de tu casa.Nico colgó la llamada.—Saca el chip del celular y rómpelo — dijo mientras giraba en una curva y trataba de mantener el control.Julieta, lo miraba asustado mientras hacía lo que Nicolás le había pedido, hizo pedazos el chip y lo tiro a la calle.Nicolás miraba por el espejo retrovisor y vio que un auto negro los seguía, no sabía si era su paranoia o era verdad lo que estaba sucediendo, cerró los ojos por un corto tiempo y los volvió a abrir, el auto estaba más cerca, al llegar a una esquina Nicolás
Las lágrimas seguían cayendo por sus mejillas, no debió enamorarse jamás, si hubiera sospechado que Manuel le había tendido una trampa, y que todo lo que le demostraba tenía una segunda intención, no hubiera accedido a ir ese día a aquella reunión.Las imágenes seguían pasando una y otra vez delante de sus ojos, no importaba si los abría o los cerraba, el recuerdo estaba ahí, y su cuerpo temblaba de impotencia.Llego a la casa de Manuel, su hermana había llegado antes, por lo que pudo suponer, el ruido de la música era muy alto, el olor a alcohol y humo inundaba sus pulmones, se sentía inquieta, buscaría a Manuel y luego se iría de la fiesta, sus entrañas le decían que algo malo pasaría.Isabela se acercó a ella y mientras le sonreía le alcanzo el primer vaso con alcohol, ella trató de negarse, ya que nunca en su vida había bebido, pero insistió tanto que termino cediendo, y después de eso llego el desastre.A pesar de que lloro y grito, de que rogó y suplico, no se detuvieron, ella t
Luana ingreso a la habitación, cerró la puerta con demasiada fuerza, se sentía molesta e indignada, ¿por qué debería quedarse ahí? Sabía que estaba haciendo un berrinche, pero la sola presencia de Valentino le incomodaba demasiado, era como si él absorbiera todo el aire de la habitación, lo cual la dejaba temblando y sin oxígeno.No era que a ella le interesara, era que él era demasiado intenso y eso le molestaba.Se sentó en el sofá de la habitación con la cara caliente por la vergüenza, se estaba comportando como una niña chiquita y a su edad eso era ridículo.Abrió su bolso y saco su celular, segundos después estaba tratando de comunicarse con Nico y luego con su madre, pero el teléfono de ambos estaba fuera de servicio, se sintió preocupada por esa situación, pero Valentino ya le había dicho que todo estaba bien y que estaban en camino.Subió sus piernas al mueble y empezó a revisar sus redes sociales, estaba aburrida, pero ni loca saldría de ahí a enfrentarse con la cara burlona
—¿Qué les tomo tanto tiempo? — pregunto Valentino, preocupado.—¿Luana está despierta? — replico Nicolás.—Si lo está.Nicolás camino de un lugar a otro mientras Carmen lo miraba ansiosa desde el mueble donde estaba sentada al lado de Julieta. No sabía, si debía llamar a Luana, para decirlo todo.Luego de unos minutos tomo la decisión que estaba alargando, sabía muy bien que Luana debía saber todo, para evitar que cayera en cualquier trampa. ¿Pero cuánto es todo? Se preguntó.—Necesito hablar con ustedes, es muy importante que sepan lo que está pasando, pero necesito que Luana esté presente.—¿Crees que sea conveniente? — Pregunto Nicolás, preocupado por que la noticia afectara la salud mental de Luana.—Francamente, no lo sé, pero también pienso que es necesario que ella esté alerta. Además, tenemos a Julieta aquí con nosotros, ella podría ayudarnos, ¿no crees?—No lo sé Nico, creo que mejor llamamos a Avalos y esperamos a que él llegue.—Avalos debe estar por llegar, lo llamé cuando
Su cara cambió automáticamente, sus rasgos duros cambiaron y una sonrisa fácil y sencilla se plasmó en su rostro.Muchas cosas habían cambiado en su vida en esos ocho años, se tuvo que volver duro para poder conseguir y mantener la posición en la que se encontraba en este momento. No podía darse el lujo de ser débil y mucho menos manipulable.Ingreso a la sala con una gran sonrisa en su rostro.Miro su reloj, ya eran casi las ocho de la noche.—¿Avalos puedes trasladarte a mi casa por una semana?—¿Estás seguro?, No habíamos quedado en que Luana sería internada en la clínica para el procedimiento. Necesito un ambiente controlado.—¿Qué debe tener ese ambiente controlado? ¿No se puede recrear?Avalos lo miro de manera molesta, sabía que por más que se negara, no podría ir en contra de la voluntad de Valentino Ordóñez.—Está bien, me mudaré a tu casa por un par de semanas, espero que en ese tiempo podamos lograr grandes avances.—Gracias Diego, pero no te sientas comprometido. Si es nec
Valentino ingreso a la pequeña casa de un piso, que estaba ideada para las visitas, muy lejos de la casa principal para conservar la privacidad de los dueños.—Qué bueno que ya están todos aquí — dijo mirando a todos y cada uno de los presentes.Se sentó en uno de los muebles individuales y miro atentamente a Nicolás, esperando que empezara con la narración de los hechos.—No sé por dónde empezar, ¿te parece si…?, mejor, preguntas, que es lo que quieres saber.—Está bien, dime, ¿por qué tenían que huir?—¿Recuerdas cuando estabas buscando ese tipo de sangre especial para salvar la vida de Maritza?—Lo recuerdo, que tiene eso que ver.—Bueno, son muy pocas las personas con ese tipo de sangre y me causo curiosidad saber quién era la persona que también tenía mi tipo. Así que luego de donar mi sangre fui a conocerla, es ahí donde me di cuenta de que yo conocía a esa mujer.—Ahora entiendo por qué me dijiste que ella era una psicópata, yo no entendía por qué lo dijiste en ese momento, y c
Cuando yo tenía siete meses tuve una fuerte discusión con mi hermana, me enteré de que el padre de sus hijos era mi marido, me dijo que ella había planeado mi desgracia y que incluso ella misma había drogado a Manuel, para que abusara de mí.Todo aquello para mí fue como un baño de agua fría, no podía creer tanta crueldad. Gerardo confirmó todo aquello y me dijo que apenas saliera del embarazo, debía volver a atender a sus clientes como aquella vez cuando cumplí dieciséis. Desesperada salí corriendo de la casa y en mi loca carrera empuje a Isabela haciéndole perder el equilibrio abrí la puerta de la casa y al cruzar la calle un auto me embistió y termine en el hospital.Cuando desperté, los médicos dijeron que había perdido a mis hijos.No podía creer eso, sospechaba que era mentira, pero el médico me llevo a la morgue y pude ver sus pequeños cuerpecitos, ya nada me ataba a la vida, solo quería morir, así que subí al techo del hospital con la simple idea de lanzarme desde el último pi