Hace tres días que Pablo me invitó a asistir a una reunión familiar y los nervios me invaden por completo, empeorando aún más cuando el día llega. Estar dos días solo con él y su familia no sé si será bueno, aunque admito que quiero conocerlos. Mi teléfono me saca de mis pensamientos, cuando su llamada suena, sé que es él, por qué tiene como melodía nuestra canción favorita, —Hola bombón— respondo ocultando los nervios, — Hola preciosa, ¿ya estás lista? — miro mi pequeño bolso y mi cartera en la cama, — Sí, todo listo— le respondo mordiéndome una uña, — ¿Qué te pasa cariño? — me pregunta de golpe, — Nada, ¿por qué? — Te noto preocupada, puedo escuchar como muerdes tus uñas— m****a es la única palabra que retumba en mi mente, pero antes de contestarle, Pablo vuelve a hablar, — Tranquila, no te dirán nada malo, aparte solo estará la familia— suspiro al escucharlo, — Bueno, ya estoy llegando nena—, puedo ver su auto desde mi ventana, cuelgo la llamada, tomo mis cosas
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