Capítulo 58. Un bebé, mío y de Dante.
Elizabeth Collins.—Ya todo está listo para mañana. Es mejor que vayamos a almorzar a la casa; tu abuela preparó la lasaña de vegetales que tanto te gusta —dice Ale sentándose en la silla del frente de mi escritorio.—Ve tú, amiga, aún tengo muchos asuntos por resolver.—Lissy, eso dices todos los días y terminas no comiendo nada en todo el día. No te alimentas como se debe, pasas tus días con agua, te o café. Eso no es bueno para tu salud.—Ale, esto es importante —señalo la carpeta que tengo en frente.—También tu salud, Lissy —me señala con el dedo. —Sé lo que haces, pero esto no puede seguir así.—No sé de qué hablas, solo quiero que el desfile de mañana salga bien. ¿Es mucho pedir que me dejes trabajar en paz? —me exalto un poco.La verdad es que ella tiene razón, pero no puedo rendirme cuando estoy tan cerca de lo que había soñado toda mi vida.—Sé que lo de Dante te tiene muy deprimida, pero no puedes matarte trabajando para olvidar tus problemas. A estos hay que enfrentarlos,
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