Después de lavar la ropa de Cristóbal me senté en los fríos azulejos del baño. La semana anterior, cuando regresé a trabajar, no pude ver a Cristóbal con otros ojos que no fueran de compasión. Cristal y Juan, sus padres, me pidieron un poco de paciencia, también me dijeron que era libre de irme cuando quisiera y no podía. Así que hice un trato con ellos, algo que nos beneficiaria a todos.Juan, me prometió conseguir un buen abogado a cambio de ayudar a su hijo y acepte. De forma obvia no le dije, para que, solo que necesitaba un buen abogado.No tenía nada que perder, excepto un par de meses más.—Manuela.Crist&o
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