¿Uso ropa interior de abuela? Ésa es la cuestión. Como luego existo.Por un momento hubo silencio. Los pájaros cantaban, la luz del sol salía, el aire no tan puro por la contaminación urbana se respiraba, sin embargo ¿Qué acababa de escuchar?Ah, carajo, ¿porqué preguntó eso a la persona más frívola y sin sentido en el mundo? Abbey no lo sabía. Su rostro lo sentía en llamas, ni de broma miraría a Alastor a la cara luego de esa penosa y ridícula pregunta. Llevó ambas manos a su cara cubriendo su boca en el proceso, evitando que más oraciones estúpidas arruinen su coeficiente intelectual. Antes de decir nada más, sintió una mano grande y fría en su cabeza, acariciandola como si fuera algún tipo de San Bernardo. —No creí que fueras tan tonta, amateur—Abbey subió la mirada a pesar de su bochorno. Las palabras de Alastor sonaban hirientes, sin embargo el tono de su voz era suave y carente de asperezas, como si esas palabras fueran absolutamente lo contrario a lo que quería transmitir. Lo
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