Capítulo 75

Alastor hizo una maniobra digna de un maestro al detener el paraguas, su capucha y el cuerpo de Abbey en sus brazos, arreglandoselas para no mojarse en el proceso. Fue una casualidad enorme que él hubiese preferido caminar en vez de ir con Henrick a casa. La tormenta lo agarró a mitad de camino y para acortar distancia cruzó hacia la tren station. Pensó que estaba alucinado por la pelea de horas atrás cuando vio a una muchacha increíblemente parecida a Abbey sentada en medio de la tormenta en esa vieja banca de madera. Se rió mientras se acercaba, de seguro solo es su imaginación, pensó. Sin embargo, al acercarse más, el horror lo instó a correr para llegar más rápido. Sí, definitivamente no era una ilusión,ni su imaginación, era la verdadera Abbey, mojada hasta los pies, y fría como la nieve.

Su cuerpo cayó sin fuerzas a sus brazos —. ¡Abbey! ¡Arriba! ¡Tenemos que sacarte de aquí! ¿Qué clase de tonta eres que ni siquiera tienes un paraguas?

Abbey no contestó y Alastor trató de levant
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