4. Los secretos de la mafia
Bella Los días posteriores a la noticia que rayó todos los periódicos de Roma acerca de la muerte de Mauro, se convirtieron en un puto calvario. Las calles, el hotel, incluso nuestra propia casa, ya no se sentía un lugar seguro. Los rumores se afincaban en que el helicóptero que volaba mi hermano aquella tarde había sido manipulado para que se estrellara, también, especulaban que se trataba de algún ajuste de cuentas. Pero hasta el momento, nadie confirmaba nada, y todos allí afuera esperaban que alguno de los familiares, diera declaraciones al respecto. La muerte de Mauro Ferragni aun no sucumbía en Italia. Yo, por mi parte, aun no me acostumbraba a pronunciar aquella palabra; muerte. De alguna manera, me retorcía y me producía espasmos, nunca creí experimentar la perdida tan cerca de alguien que amaba. Y no es como si le hubiese tenido miedo a la muerte, es que simplemente no quería estar presente cuando ella llegara.
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