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Todos los capítulos de La tentación del mafioso: Capítulo 1 - Capítulo 10
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1. Anillo de compromiso
BellaTenía nueve años cuando lo conocí, quince cuando buscaba cualquier excusa para tenerle cerca y dieciocho cuando lo inalcanzable, se me antojó deleitable.Lo que significaba que llevaba media amándole, pero era el mejor amigo de mi hermano y unos considerablemente nueve años mayor que yo, como para poder admitirlo en voz alta.A veces creía que era demasiado idiota como para no darse cuenta de que había crecido, y que mis sentimientos por él se habían intensificado con el pasar de los años. Sebastian jamás aceptaría mirarme con otros ojos, excepto en ocasiones, que me hacía armarme un montón de teorías confusas dentro de mi cabeza como ahora, cuando entró por las puertas de la iglesia.El corazón me palpitó con fuerza al descubrirlo observándome como si no existiese otra mujer sobre la faz de la
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2. Tentaciones
BellaDesperté sintiendo los parpados pesados. Me dolía la cabeza y me hormigueaban las manos. Reconocí la habitación de un hospital cuando abrí lentamente los ojos hasta acostumbrarlos al nuevo cambio de luz.Escuché un par de voces muy cerca, supe de inmediato quienes eran. Sebastian y Carlo murmuraban cosas casi sin sentido, ni siquiera los veía, pero difícilmente podría confundir sus voces.¿Cuánto tiempo había pasado? Cuestioné al verme vestida con una típica bata blanca de hospital.Alguien tocó mi mano, erizándola, palma con palma. Comprendí inmediatamente que se trataba de Carlo, el muy soberbio tenía la particularidad de no entrelazar dedos, según él, aquella tontería era de enamorados, y un arrogante como él, no se enamoraba.—Hola, piccola. —Susurr&
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3. Peligrosamente cerca
BellaTuve que contenerme demasiado al descubrir a Giovanna en la recepción del casino. Iba metida dentro de un corto vestido negro aterciopelado de mangas largas, unas botas del mismo tono hasta el final de sus rodillas y un abrigo para el frío que sujetaba en su brazo.La muy arpía venia completamente preparada para lo que sea y a mí me provocó un vuelco en el estómago solo de imaginarlo. ¡Tenía que impedirlo!Me dirigí al elevador, sabiendo que aquel también sería su destino. Al percatarse de mi presencia, todo su semblante se llenó de fastidio y sorpresa, lo que me permitió regocijarme en su casa, a ella tampoco le hacia un mínimo de gracia toparse conmigo, mucho menos en el casino de su prometido.—Señoritas. —Saludó el muchacho del recibidor y apretó los botones para que las puertas se abrieran.Yo
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4. Los secretos de la mafia
Bella Los días posteriores a la noticia que rayó todos los periódicos de Roma acerca de la muerte de Mauro, se convirtieron en un puto calvario. Las calles, el hotel, incluso nuestra propia casa, ya no se sentía un lugar seguro. Los rumores se afincaban en que el helicóptero que volaba mi hermano aquella tarde había sido manipulado para que se estrellara, también, especulaban que se trataba de algún ajuste de cuentas. Pero hasta el momento, nadie confirmaba nada, y todos allí afuera esperaban que alguno de los familiares, diera declaraciones al respecto. La muerte de Mauro Ferragni aun no sucumbía en Italia. Yo, por mi parte, aun no me acostumbraba a pronunciar aquella palabra; muerte. De alguna manera, me retorcía y me producía espasmos, nunca creí experimentar la perdida tan cerca de alguien que amaba. Y no es como si le hubiese tenido miedo a la muerte, es que simplemente no quería estar presente cuando ella llegara.
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5. Los misterios de la mafia
BellaLos días previos a mi cumpleaños estaban volviéndome un poco loca. Sorpresas tras sorpresas, regalos tras regalos. Cualquiera diría que aquel era el beneficio de pertenecer a una de las familias más influyentes de Roma, incluso de Italia, pero, a decir verdad, quería un poco menos de la atención que recibía.Parecía ser que a todos se les olvidaba que había vivido la perdida de mi propio hermano, por ende, no quería celebrarlo. Mi padre, por su parte, había decidido que la celebración seria un hecho y no había forma de que pudiese cuestionarlo.Mi madre aún no se reponía de su partida, la vida seguía pasando para ella así sin más, lenta y dolorosa, pero sabía que a diario lo intentaba. Mi padre, por su parte, había decidido que la celebración si se llevase a cabo en uno de los hoteles Fer
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6. Los sentimientos de Carlo
CarloConocía perfectamente a las mujeres como Gia Parisi. De hecho, en los clubes nocturnos había muchas de ella. La diferencia, es que aquellas se conformaban con el sueldo de una noche, pero esta resultó lo suficientemente astuta para querer quedarse con una buena parte de la fortuna Ferragni.Pero que tontería se le había metido en la cabeza a esta tía.A mí no me engañas, Gia, —Pensé y encendí un cigarrillo—. tu plan lo voy a llevar al precipicio y haré que se venga abajo como en picada.Esa mañana en la terraza del hospital hacia un frio para coger un buen resfriado. Por eso me había fumado al menos una cuarta parte de la cajetilla de cigarros. De ese modo, el humo de las caladas me haría entrar en calor.Necesitaba tener la mente lo suficientemente despejada, no sabía que tanto había planeado esta mujer
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7. Grand palace
BellaEl resto de la tarde, no pude quedarme quieta. No dejaba de pensar en Gia ni en la noticia de su embarazo.Las estilistas consiguieron vestirme para la esperada noche de mi cumpleaños y se fueron satisfechas poco después.Era momento de enfrentarme al ojo minucioso de Italia…Temblé, no estaba preparada.Alguien entró a la habitación, y lo hizo de una forma tan silenciosa que supe de quien se trataba, Carlo. Era parte de su personalidad cuando se lo proponía, conseguir que nadie le notara.Las luces del interior de la habitación estaban apagadas, por lo que la luna se volvió generosa en iluminarle al interior. Lucia tenso y nostálgico, incluso el cansancio se reflejaba en las facciones apagadas de su rostro. Las líneas de expresión alrededor de sus ojos y frente, se veían más acentuadas.—Luces como s
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8. Habitacion 222
Bella—Cariño, quiero presentarte a alguien. —Mi padre se acercó antes de que pudiese escabullirme. Junto a él, le acompaña un joven, le calculé inmediatamente veintidós años.Era alto, de facciones finas y ojos claros, los cuales se iluminaron al mirarme con ellos desde arriba, hasta abajo.—Sandro Vitale —El presentado estrechó su mano y yo tuve que ofrecerle la mía en un gesto amable—. Te he traído un presente.Dejó mostrar una caja negra que en su interior escondía unos pendientes de diamantes y perlas blancas.—Gracias. —Contesté casi impresionada, un detalle como aquel no se le obsequiaba a una chica que acababas de conocer—. Pero creo que ha sido un poco excesivo de tu parte.—Cariño, no seas descortés. —Intervino mi madre, quien apareció segundos d
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9. Amenaza
Bella Estaba nerviosa hasta la médula. Podía estar casi segura de que mi padre no me había creído ni m****a. Analía no resultó muy lista para mentir, había colgado una foto en twitter hacía ya una hora en el club de tenis mientras le decía a mi padre que aun seguíamos en cama. Por eso el motivo de su llamada. El camino a casa se hizo eterno. La ciudad, a pesar de que ya era media mañana, se encontraba en calma. La basílica de San pedro era engullida por la neblina, dándole un aspecto tétrico al templo de los romanos. Bastian y yo no volvimos a cruzar palabras, apenas y nos mirábamos. Su chofer cogió la ruta más rápida y en menos de nada, estábamos frente al imperio de Gerónimo Ferragni. Todo en la mansión era un completo revuelo para cuando llegamos. Los hombres de seguridad de mi padre, incluso de Carlo, merodeaban insistentes a los rededores, incluso en el pórtico principal habían algunos que otros periodi
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10. Urgencias
Sebastian Esa misma tarde desvié todas las llamadas de Giovanna sin importarme las consecuencias. Ahora estaba allí, plantada con una ceja arqueada en medio de mi salón. —¿Dónde pasaste la noche? —Preguntó dándole una tranquilidad a la exasperación detrás de esas palabras. Quería acorralarme y ya había tenido suficiente de preguntas y amenazas por el día de hoy. Me dolía la p**a cabeza y ella estaba aquí para fastidiarme la paciencia. —Fuera.  —Respondí sin más. —Por supuesto que fuera, pero ¿Dónde? Porque vine a buscarte y evidentemente no estabas—Inquirió y el pisar de sus tacones contra el suelo de madera, hizo retumbes en todo el salón. Me puse de pie. Desde que llegó, había permanecido en el mismo lugar. Tirado en el sofá junto a la ventana, ni siquiera había querido mirarle, su presencia siempre se hacía notar. Estaba metida dentro de unos pantalones que no le favorecían muy bien a su figura
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