—A sí es hijo, ¿Te agrada la idea de que sea tu papá? — ¡Si me encantaría! Sí, hubiera tenido un papá, a mí me hubiera gustado que hubieras sido como tú. Juan emocionado contuvo las ganas de llorar, y suspiró profundo, tratando de calmarse y le dijo mirándolo a los ojos y sujetándolo por un hombro. —Lucas, no tienes que esperar a que yo me case con tú mama, para que tú te sientas mi hijo. Porque ya me considero tu padre. Así que te pido que me llames papá, pero solo si tú quieres. —¿Entonces te puedo llamar papá? —preguntó Lucas emocionado. — ¡Sí!, eso es lo que más quiero en el mundo. —le dijo con un nudo en la garganta. — ¡Sí!, sí, ¡Sí, quiero! —exclamó feliz, hizo una pausa y le dijo— Papá… Y Juan, sin poder aguantar más, lo abrazó llorando. —¡Juan!.. Que digo ¡Papá! ¿Por qué estás llorando? —preguntó Lucas, preocupado. Juan se secó las lágrimas con la manga de su suéter y con la voz entrecortada por el llanto le dijo. — Porque tu papá es un llorón… Y porque me has hecho
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