Lo importante era que ahora estaban juntos. “¡Entonces porque no puedo disfrutar por completo de mi felicidad!, porque tengo el presentimiento de que algo malo fuera a ocurrir, ¡Ay, no, que tontería! Debo dejar la paranoia. Lo que tengo que hacer es ordenar mi vida. Y Sofía tiene razón, Juan es el hombre que amo y no debo tener secretos con él. Y ahora, con esta insistencia de mi padre y Óscar, de que me reconcilie con Gabriela. Juan en algún momento verá a mi gemela y no va a entender por qué no le dije antes. También debo hablar con Marianela, ella es la única de la familia que comprenderá por qué Gabriela no debe estar cerca de la familia o de mí. Todavía recuerdo el gesto de dolor que hizo mi padre cuando Gabriela le dijo que no le importaba si no lo volvía a ver. Mis padres estaban tranquilos porque pensaron, que con las pastillas, Gabriela sería normal. Yo era una niña cuando la diagnosticaron, y no sé realmente lo que dijeron los psicólogos. Todavía creo que Gabriela sigue asis
Juan comenzó a besar su cuello y acariciando sus senos, le dijo. —Yo… También estoy… Hablando en serio—. Luego se apartó, y se bebió un trago de ginebra con hielo y le preguntó —Cariño ¿No te vas a beber tu gin tonic? —Eres una mala influencia para mí, sabes que no me gusta el licor. —Es ginebra. Dulzura, lo suavicé para ti, con agua tónica, hielo y con un toque cítrico de limón, un gin tonic, la bebida de las mujeres. Daniela tomó su copa y le dio un pequeño sorbo. — Sabe cómo a anís con un ligero toque dulzón. Tiene un buen sabor. —Bébetelo todo. —Tengo la impresión que me quieres emborrachar. —No, amor, difícilmente te vas a emborrachar con una copa y con esa bebida. Solo quiero que sientas la experiencia de hacer el amor con unos pocos grados de alcohol en el cuerpo. Te vas a relajar, y va a ser la experiencia más excitante. Vamos, acaba la bebida. Daniela le obedeció y bebió toda su copa. Juan se acabó su ginebra de un solo trago. Después le dijo. —Nena, vamos a recrea
Daniela levantó el rostro de los diseños en que intentaban concentrarse y le dijo. —Necesito acudir con Marianela a la consulta, de la doctora Andrea Vegas, esta mañana cuando hablamos. Mari me dijo, que es la psicóloga que atiende a Gabriela desde niña. Espero que nos reciba sin cita. —¿Qué ocurrió, que pudo ser tan grave en ese almuerzo con tu hermana? ¿No los atacó con un tenedor ¿Verdad? —Como si lo hubiera hecho, nos menospreció a mi padre y a mí. Por no frecuentar eso es lugares. Pero ya conocemos su arrogancia. Aun así, fue cruel con mi padre. Así que solo quiero, saber en dónde estoy parada con ella. Nunca antes le di importancia al estado mental de Gabriela, porque habíamos dejado de hablarnos y con el tiempo seguí con mi vida. Y cada vez que hablaba con mi madre me decía que estaba feliz y orgullosa de Gabriela por su carrera de modelo. Así que supuse que todo estaba bien con ella. Pero ayer pude percibir algo de ese comportamiento errático que tenía cuando era niña. Quizá
Daniela moviendo la cara de lado a lado le dijo.— Es la primera vez que escucho ese nombre.—¿En serio no sabes quién es Julio Fernández?, Es un empresario muy importante. Multimillonario dueño de los hoteles y restaurantes Imperia. Que empezó siendo un lavaplatos y terminó siento muy rico. Eso se llama tener talento para los negocios. Su vida es muy impresionante. —dijo Sofía.— Estoy de acuerdo contigo, empezar siendo un lavaplatos y terminar siendo multimillonario, eso sí, es digno de admiración. Pero no lo conozco.— Pues te conoce, puede ser que te haya recomendado algunos de tus antiguos clientes.—Puede ser.— Él es una gran personalidad, que aparece con frecuencia en la prensa, todo con referente a él es noticia. Si tomas el contrato te dará notoriedad —dijo Sofía.—No me interesa el prestigio, hasta ahora me ha ido muy bien trabajando solo con tus amistades.—Y sabes que siempre vas a contar conmigo, pero debes pensar en el futuro de tu carrera. Si tus maravillosos diseños
La doctora se quedó mirando Daniela con los ojos entrecerrados y luego sonrío. —Probablemente, usted no se acuerda de mí, pero usted visitó mi consultorio junto con Gabriela cuando eran niñas, ya que por lo general siempre a los pacientes se le diagnostican junto con los familiares para saber el entorno que los rodea.Daniela la miró con duda y le dijo.—Tengo un recuerdo muy vago de haber acudido con mi hermana a un sitio, donde solo nos hacían dibujar.—Esa es una manera de diagnosticar un niño. —hizo una pausa— Con respecto a lo que me preguntaste, para responderte tengo que explicarte lo que es el trastorno de la personalidad psicopática. Que fue el trastorno de personalidad que se le diagnosticó a Gabriela a los doce años. Este trastorno mental es un patrón prolongado de comportamientos, emociones y pensamientos negativos. Los que sufren de esta perturbación, expresan su desprecio por los demás, el acoso, otros o el robo. Pueden engañar, explotar, estafar o manipular a la gente
— ¡Claro que no! ¡No nada de eso! —dijo escandalizada —Si me interrumpes, me iré y te quedaras con la curiosidad de saber que iba a decir. —¡Ay, no! Te prometo que hago silencio. Daniela la miró fijamente. —Que conste, que lo prometiste. Sofía puso los ojos en blanco. —Está bien, trataré de portarme seria por una vez en mi vida. Pero me hablan de sexo, el cual es mi tema favorito y me emociono. Continúa. —Dos de las preguntas que me hizo Juan tenían que ver en donde me gustaría hacer el amor, me dio opciones: Curazao, Brasil y Los Roques y si prefería la cama, en un auto y la playa…—Daniela se mordió los labios, nerviosa le confesó—Yo respondí en Brasil y en un auto. —¿Y? ¿Por qué tienes esa cara? ¿Qué tiene de malo? —¡Como que tiene de malo! ¡Piensa! ¿Brasil? ¿Un auto? ¿Juan Carlos Quintana? —¡Wow! Ya veo… “¡Se me había olvidado que Juan no le ha dicho a Daniela quién es realmente! ¡Que enredo! Pero si Juan le estaba recordando esos momentos en Brasil, quizás la está prepara
Daniela y Sofía se encontraban en la oficina principal de Mental Design Inc, donde discutían sobre una paleta de colores.—A tu amiga le encanta este color, quizás deberíamos colocarlo en algunos cojines, la alfombra y las lámparas. Esto le daría un toque de vivacidad. Como podrás ver el color crema predomina en esta habitación, si incorporamos este color, habría un equilibrio en la decoración. —dijo Daniela.—Me gusta tu idea, hagámoslo. Ponlo en la lista de compras de hoy.En ese momento entró Sara y les dijo.—Señora Sofía, disculpe, la busca el señor Julio Fernández.—¡Vaya!, llego temprano, continuamos con esto después Daniela. —hizo una pausa—Sara, dile al señor Fernández que pase.—Sí, señora.Al entrar el empresario, Daniela notó que era muy guapo, alto, moreno, atlético y estaba vestido con traje oscuro, todo en él emanaba seguridad y elegancia.—Buenos días. Me llamo Julio Fernández. Disculpen que me haya presentado ante de lo previsto, pero tuve que realizar cambios en mi a
Juan respiró profundo el aire fresco de la mañana que entraba por la ventana. Giró hacia la cama y vio el espacio vacío donde había dormido Daniela pegada a él. Y recordó las llamaradas de la increíble noche que habían pasado. Las sábanas y cubrecamas estaban en el suelo, porque cuando al fin se cansaron no tuvieron la energía para levantarlas y cubrirse con ellas. Nunca les hizo falta. El calor entre ellos bastó para neutralizar el frío del aire acondicionado y tuvieron un extraordinario sueño renovador. “Al menos para mí. Hacía mucho tiempo desde que tuve el accidente que no despertaba tan descansado todos los días” Se puso de pie y entró al baño acercándose a la ducha y puso atención para escuchar la voz de Daniela cantando una canción mientras se duchaba. “Bueno, como cantante, es buena diseñadora de interiores” — pensó y sonrió divertido. Se metió en la otra ducha después de asearse, regresó a la habitación, escuchó a Daniela cantar con mayor intensidad. Tomó un bóxer de su c