La doctora se quedó mirando Daniela con los ojos entrecerrados y luego sonrío. —Probablemente, usted no se acuerda de mí, pero usted visitó mi consultorio junto con Gabriela cuando eran niñas, ya que por lo general siempre a los pacientes se le diagnostican junto con los familiares para saber el entorno que los rodea.Daniela la miró con duda y le dijo.—Tengo un recuerdo muy vago de haber acudido con mi hermana a un sitio, donde solo nos hacían dibujar.—Esa es una manera de diagnosticar un niño. —hizo una pausa— Con respecto a lo que me preguntaste, para responderte tengo que explicarte lo que es el trastorno de la personalidad psicopática. Que fue el trastorno de personalidad que se le diagnosticó a Gabriela a los doce años. Este trastorno mental es un patrón prolongado de comportamientos, emociones y pensamientos negativos. Los que sufren de esta perturbación, expresan su desprecio por los demás, el acoso, otros o el robo. Pueden engañar, explotar, estafar o manipular a la gente
— ¡Claro que no! ¡No nada de eso! —dijo escandalizada —Si me interrumpes, me iré y te quedaras con la curiosidad de saber que iba a decir. —¡Ay, no! Te prometo que hago silencio. Daniela la miró fijamente. —Que conste, que lo prometiste. Sofía puso los ojos en blanco. —Está bien, trataré de portarme seria por una vez en mi vida. Pero me hablan de sexo, el cual es mi tema favorito y me emociono. Continúa. —Dos de las preguntas que me hizo Juan tenían que ver en donde me gustaría hacer el amor, me dio opciones: Curazao, Brasil y Los Roques y si prefería la cama, en un auto y la playa…—Daniela se mordió los labios, nerviosa le confesó—Yo respondí en Brasil y en un auto. —¿Y? ¿Por qué tienes esa cara? ¿Qué tiene de malo? —¡Como que tiene de malo! ¡Piensa! ¿Brasil? ¿Un auto? ¿Juan Carlos Quintana? —¡Wow! Ya veo… “¡Se me había olvidado que Juan no le ha dicho a Daniela quién es realmente! ¡Que enredo! Pero si Juan le estaba recordando esos momentos en Brasil, quizás la está prepara
Daniela y Sofía se encontraban en la oficina principal de Mental Design Inc, donde discutían sobre una paleta de colores.—A tu amiga le encanta este color, quizás deberíamos colocarlo en algunos cojines, la alfombra y las lámparas. Esto le daría un toque de vivacidad. Como podrás ver el color crema predomina en esta habitación, si incorporamos este color, habría un equilibrio en la decoración. —dijo Daniela.—Me gusta tu idea, hagámoslo. Ponlo en la lista de compras de hoy.En ese momento entró Sara y les dijo.—Señora Sofía, disculpe, la busca el señor Julio Fernández.—¡Vaya!, llego temprano, continuamos con esto después Daniela. —hizo una pausa—Sara, dile al señor Fernández que pase.—Sí, señora.Al entrar el empresario, Daniela notó que era muy guapo, alto, moreno, atlético y estaba vestido con traje oscuro, todo en él emanaba seguridad y elegancia.—Buenos días. Me llamo Julio Fernández. Disculpen que me haya presentado ante de lo previsto, pero tuve que realizar cambios en mi a
Juan respiró profundo el aire fresco de la mañana que entraba por la ventana. Giró hacia la cama y vio el espacio vacío donde había dormido Daniela pegada a él. Y recordó las llamaradas de la increíble noche que habían pasado. Las sábanas y cubrecamas estaban en el suelo, porque cuando al fin se cansaron no tuvieron la energía para levantarlas y cubrirse con ellas. Nunca les hizo falta. El calor entre ellos bastó para neutralizar el frío del aire acondicionado y tuvieron un extraordinario sueño renovador. “Al menos para mí. Hacía mucho tiempo desde que tuve el accidente que no despertaba tan descansado todos los días” Se puso de pie y entró al baño acercándose a la ducha y puso atención para escuchar la voz de Daniela cantando una canción mientras se duchaba. “Bueno, como cantante, es buena diseñadora de interiores” — pensó y sonrió divertido. Se metió en la otra ducha después de asearse, regresó a la habitación, escuchó a Daniela cantar con mayor intensidad. Tomó un bóxer de su c
—Permíteme llevarte a desayunar a ti y a Lucas, antes de que vayas a trabajar—dijo Juan. Y ella arqueó una ceja. —¿A dónde nos vas a llevar? —Conozco un café cerca de aquí dónde sirven las mejores panquecas. —Me encantan las panquecas. **** Daniela inició el largo trayecto desde Maracay a Valencia a La Quinta Los Laureles. A la mañana siguiente, convencida de haber interpretado mal la actitud de Julio hacia ella el día anterior. Se prometió que se comportaría como una profesional eficiente y daría sugerencias tan inspiradas, que Julio pronto sabría que era competente en su trabajo, hermana de Gabriela o no. Cuando llegó a la casa, Julio salió a recibirla. —Daniela, me agrada que seas puntual. Extendió la mano y ella se la estrechó con discreción; su sonrisa amable disimulaba su preocupación. El deseo de los ojos del anfitrión le reveló, con toda claridad, que no se había equivocado en sus sospechas el día anterior. La joven tenía suficiente experiencia con los hombres para sa
Daniela salió del ascensor muy apresurada, si no hubiera sido por esa cola en la autopista habría llegado a tiempo. Apenas abrió la puerta, Juan la recibió y la reclinó contra la pared besándola y Ella le correspondió.—¿Siempre me vas a recibir así? —le preguntó sonriendo Daniela.—¿Te gusta? —preguntó con malicia.—¡Me encanta! —hizo una pausa—Aunque me fascina la idea de que me tengas contra la pared. Estoy retrasada y tengo que arreglarme para la cena cariño.—Disculpa que haya improvisado esta cena, pero hay una buena razón para ello— le dijo tomándola de la mano guiándola hasta la sala—. Puedes estar tranquila, yo me encargué de todo—al llegar Daniela se quedó pasmada— Cariño, te quiero presentar a mi amigo Julio Fernández, lo invité esta noche a cenar con nosotros. Sofía, ya me contó que Julio es el cliente que fuiste a visitar a Valencia, que increíble coincidencia.“¡¿Qué hace este hombre aquí?!—Sí que increíble… —dijo Daniela con desgano.— ¿Cariño te sientes bien? — le pr
—No tranquilo, no te preocupes. Te prometo que mañana temprano estoy aquí para ayudarte cocinar esa parrilla. —dijo Julio. — Es muy tarde, ¿Te vas para Valencia? —preguntó Sergio. —No, amigo, me voy a quedar en Maracay.—Está bien, mañana te espero entonces, pero vete en taxi. No te vas a llevar ese Ferrari rojo, a esta hora la ciudad es muy insegura. Déjame llamar a una línea de taxi de mi confianza. — dijo Juan.Después que Julio se fue, Sofía, consciente de la inquietud de Daniela, les dijo a Juan y a Sergio.— Fue toda una sorpresa enterarme de que nuestro cliente, Julio Fernández, era a su amigo. ¿Desde cuándo lo conocen?Sergio y Juan se miraron dudando, porque dar esa información significaba revelar quién era Juan. Sergio tomó la palabra y le dijo.—Bueno, nena. Lo conocí hace muchos años en una recepción en el canal donde trabajo y luego se lo presenté a Juan.—¿Y qué clase de persona es? Digo es su amigo, lo conocen a fondo, ¿No es así?Juan arrugó el entrecejo y le pregun
Ella se giró rápidamente y él pudo notar que no llevaba casi maquillaje, solo rímel y un color de labial del color de su traje. El día que la conoció se veía glamorosa, sexy y arrogante. Ahora se veía elegante y sofisticada, pero con un rostro angelical. Tenía que reconocerlo, este nuevo look le sentaba bien, se veía hermosísima.—Disculpe, señor, ¿Lo conozco? —preguntó ella.—Si, por supuesto, han pasado casi siete años y probablemente no se acuerde usted de mí. —dijo Sergio.—¿Casi siete años? ¿Será posible que sea usted unos de mis primeros clientes?—¡¿Clientes?!—Si aquellos años yo era una novata, pero con el tiempo he adquirido mucha experiencia y hoy en día mis clientes quedan completamente satisfechos.“¡Clientes! ¡Experiencia! ¡Satisfechos! ¿De qué está hablando?” — Pensó nervioso Sergio, halándose la corbata.—¿Y en dónde le realice el trabajo?, ¿En su casa o en un apartamento?“¿Casa o apartamento? ¿Habrá sido sexoservidora?” —Pensó Sergio nervioso. —Me parece que no estam