53. Tulipanes y ser una Kahler
Ariel El aire entraba con facilidad por mi garganta y el corazón me latía a pulso controlado. Hacia ya muchas semanas no me sentía de ese modo, como si mi vida entera estuviese poniéndose en calma después de tanto, después de mucho.La razón de ello, la descubrí al abrir mis ojos.Todavía era de madrugada cuando cacé a Máximo mirándome bajo la intensidad de sus ojos, impasible. Su mano acariciaba y erizaba la piel de mis brazos con aquel intimo contacto. Bajaban hasta mis manos y subían hasta la curva de mi cuello—Me observabas. —Musité sintiendo el rubor pintarse en mis mejillas.Sus dedos cruzaron al arco de mis pechos y rodearon la circunferencia de mis pezones, provocando que se endurecieran y que la piel se me temblara bajo un roce que despertaba deseo.—Se ha convertido en mi cosa favorita por hacer. &m
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