—Suena set fire to the rain de Adele.
Ariel
Mentiría si dijera que no se me erizó la piel entera al ver a Máximo entrar por la puerta. Inundándolo todo con su absoluta presencia. Yo le miré desde el inicio de las escaleras, él también lo hizo desde el vestíbulo. Iba metido dentro de un traje de chaqueta azul oscuro. Las ventanas estaban abiertas, por lo que la brisa arrastró consigo todo su aroma. Olía a esa fragancia que hacia de un revuelo todo lo que me convertía en mujer.
En ese instante, manifesté la misma impresión que tuve la primera vez que le conocí.
Contuve el aliento mientras el corazón me palpitaba furioso contra las costillas y rogué que él no notara ese efecto que provocaba en mí. No tuve éxito, él conocí
—Suena Helium de SiaArielSabía que le encontraría detrás de la puerta y por eso mi pulso se aceleró. Me hinqué sobre mis rodillas frente al excusado y no conté con que Máximo fuese demasiado impaciente como para no poder esperarme del otro lado.Abrió la puerta, le vi de soslayo y alcé la mano en un gesto para que se detuviera.—Por favor no… —Le pedí suplicante.—Te he visto de todas y cada una de las formas posibles, Ariel. —Susurró, se inclinó hacia adelante y luego tomó varios de mis mechones para sujetarlos detrás de mi cabeza. El contacto de sus dedos sobre mi cuello me hizo sentir desesperada—. Esto no hará que dejes de ser la mujer más alucinante del planeta.Vacié mi estomago sabiendo que el presenciaría todo
Ariel El aire entraba con facilidad por mi garganta y el corazón me latía a pulso controlado. Hacia ya muchas semanas no me sentía de ese modo, como si mi vida entera estuviese poniéndose en calma después de tanto, después de mucho.La razón de ello, la descubrí al abrir mis ojos.Todavía era de madrugada cuando cacé a Máximo mirándome bajo la intensidad de sus ojos, impasible. Su mano acariciaba y erizaba la piel de mis brazos con aquel intimo contacto. Bajaban hasta mis manos y subían hasta la curva de mi cuello—Me observabas. —Musité sintiendo el rubor pintarse en mis mejillas.Sus dedos cruzaron al arco de mis pechos y rodearon la circunferencia de mis pezones, provocando que se endurecieran y que la piel se me temblara bajo un roce que despertaba deseo.—Se ha convertido en mi cosa favorita por hacer. &m
—Suena shot at the night de The KillersMáximo—Jake, soy yo. Necesito que me prepares el Jet y los permisos para volar a Melbourne esta misma tarde. —Esperé un segundo y luego recibí una confirmación.Colgué, me recargué sobre la espalda de mi silla y miré la pantalla de mi móvilEl nombre de Ariel bailaba en ella con un nuevo mensaje.Solté el nudo de mi corbata y deslicé la pantalla, ansioso.10:30 am “¡Son preciosas… y si!”10: 31 am“¿Si?”Envié enseguida y no tuve que esperar demasiado por una respuesta.10:31 am“Si… todavía quiero me lleves a la iglesia” Leí y nunca me sentí tan poderoso como en ese instante.
MáximoSabía que doleríaSabía que traería recuerdos que creí haber congelado y enterrando bajo cientos y cientos de escombros que no pudiesen ver la luz nunca. Pero ahora estaba cavando y trayendo de vuelta algo que sabía que haría daño, que me consumiría…Ariel miraba al frente y sostenía mi mano en una caricia suave y lenta. Nuestros pulgares se movían ligeros buscando íntimamente el encuentro del otro.Me permití disfrutar un poco más de aquel contacto antes de desenterrar los recuerdos y traerlos a la vida.—Tenía doce años cuando llegué aquí. —Dije… retrocediendo a ese año—. La mujer del servicio social me miró con una sonrisa muy extendida y sus palabras fueron muy precisas…La escena vino como una película en mi cabeza y poco a
MáximoAriel se estremeció y se llevó las manos al vientre al tiempo que yo intentaba controlar las lágrimas. No tuve éxito y sentí la delicada intención de sus dedos sobre mis mejillas para borrar el rastro de humedad en mi piel.Pronto descubrí que ella también sollozaba.—Estuve inconsciente en el hospital por dos días… —Murmuré.—Eras solo un niño. —El contacto de sus dedos se extendieron hasta mi cuello en una débil caricia.—Cuando supe que despertaba, creí que si seguía manteniendo los ojos cerrados aquello no cobraría vida. —Me pellizqué el puente de la nariz y bajé la mirada—. No tenía sentido. ¿Por qué mi propia madre no me querría?—No fue tu culpa… nunca lo fue. —Jadeó y súbitament
Ariel Enero se fue en un pestañeo y febrero ni se sintió.Así era la vida junto a Máximo, el tiempo se pasaba volando.En una conversación en el jardín con mis hermanos, decidimos juntos que era momento de conocer a mi verdadera madre. La sola idea me tuvo nerviosa por días mientras se preparaban mis permisos y pasaporte para salir del país. La influencia de Máximo lo movilizó todo rápido y estuvo conmigo en cada momento y cada paso mientras veíamos juntos el progreso de mi embarazo.—¿Estás bien? —Preguntó luego de un rato de silencio.—Si… —Respondí, pero mis manos sudadas bajo la palma de suyas, delató todo lo contrario.—Ven aquí. —Abrió sus brazos para mi y yo me aferré a su pecho al tiempo que escuchaba en los altavoces que estábam
ArielLa obra se llevó a cabo poco después de dos semanas. Máximo lo organizó todo y estuvimos presente en todo el proceso de restauración y expansión de la casa, permitiendo mantener la mayor parte de su estructura principal. El proyecto aún seguía en marcha y pronto abriría sus puertas para los niños que más lo necesitaran.Abril trajo consigo el otoño y la confirmación del sexo de nuestro bebé. No fue una sorpresa saber que llevaba una niña en mi vientre, lo que sí, fue lo que provocó que Máximo se pusiese de todos los colores y necesitara más de la atención médica que yo. ¡Tendríamos mellizos!—¿Mellizos? Pero ¿cómo? O sea, ¿tendremos dos hijos? ¿Hay dos bebés dentro de su vientre ahora mismo? —Me miró a mi y luego
Ariel Observé mi reflejo en el espejo y contuve el aire.El vestido era precioso, su cola se deslizaba por mi espalda y el bordado de encaje en mi escote era cubierto por un color platino que brillaba con la luz del día filtrándose por las ventanas. Exhalé despacio y me permití contemplarme de ese modo por un par de minutos antes de que las chicas entrasen por la puerta soltando una exclamación de alegría y asombro.—Es un vestido precioso. Nadie podría lucirlo mejor que tú. —Susurró mi hermana sentada desde el filo de la cama.Andrea concordó asintiendo y ambas se colocaron de pie cuando tocaron la puerta de la habitación. Un hombre joven apareció del otro lado con un precioso ramo de flores juliet. Mi hermana y mi amiga las reconocieron de inmediato. En una conversación trivial con ellas, supe que eran las más c