Tan pronto como salimos del hospital, partimos hacia las montañas. El cielo completamente gris, más los fuertes truenos que resonaban en el aire, nos daba aviso de que la tormenta ya se había desatado. A la ciudad estar tan cerca de la montaña, la lluvia empezó a caer de un momento para el otro; fuerte, haciendo resonar los granizos en los cristales y el metal del auto.Luego de haber salido del hospital, Caleb no me dio tiempo ni siquiera de cambiarme de ropa, por lo que sentía que el frio dominar cada uno de mis sentidos. Temblaba como una débil y frágil hoja, mientras él se veía como si nada, como si el frío estuviera solo estuviera en mis pensamientos y realmente estuviese haciendo mucho calor. Tras percatarse de mis incontrolables temblores, empezó a quitarse la camisa de cuadros, hacié
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