El teléfono sonaba demasiado lejano, Emma se removió entre las sábanas y abrió los ojos, miro el techo de la habitación, completamente blanco, aquella no era su casa, por supuesto que no, nunca llevaba a sus "citas" a su hogar, se giró entre las sábanas y vio durmiendo boca abajo al hombre con el que había pasado la noche, tenía rasgos masculinos pero seguía siendo joven, tal vez demasiado, soltó un suspiró hastiada, la jaqueca le recordó con suficiencia algunas escenas de la noche anterior. Una fiesta privada en el hotel más lujoso de Vancouver varias celebridades y distintos tragos, miró al chico a su lado, pómulos altos, cabello rubio, tenía ojos azules, de eso sí se acordaba, un par de martinis y se habían ido a su casa. Emma nunca se quedaba en la casa de los hombres con los que dormía, pero la noche anterior hab&
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