Diego oyó a Ignacio mientras este le contó todo lo que había sucedido en San Pedro; como lo vio tan entusiasmado con Amelía le dio preocupación, temía que su hermano volviera a equivocarse, entonces le dijo:—¿Estás seguro de que en verdad puedes confiar en ella?—Si, te aseguro que esta vez no estoy equivocado, observé a su familia, sus amigos. —Puso una leve sonrisa y una mirada soñadora—. Ella es sencilla, una mujer joven llena de expectativas y sueños; se graduó este año, es licenciada en administración, su padre es un hombre honrado.—No crees que entonces deberías denunciar a Silvia con la policía.—Eso sería lo correcto, pero van a investigar a Amelia, y no sabemos si eso la va a afectar, tal vez la policía decida detenerla; no quiero eso.—Me parece que otra vez estás viendo a través de los ojos del amor, y podrías equivocarte de nuevo.—Nunca lo había hecho, con Silvia solo veía a través de mi soledad, mi tristeza y mi desesperación; en cambio con Amelia siento la alegría y l
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