—Ya sólo me queda el esguince en la mano y no puedo pintar todavía, pero buscaré algo en qué entretenerme mientras sano del todo.—Qué bueno que no fue nada grave. Debiste llamarme, habría vuelto en seguida.—No era necesario, mami. Además, me cuidaron muy bien —aseguró Sofi, con una sonrisita traviesa.Cami llegó a desayunar. Era sábado y no tenía clases, pero ya estaba vestida cuando Sofi y Sam seguían en pijama. —¿Y cómo va todo con Andy? Creí que estaría aquí, desayunando con nosotras.Últimamente el muchacho pasaba más tiempo en casa de ellos que en la suya, así había sido desde que Vlad lo aceptara como novio de su primogénita. —Muy bien, mami. Estamos mejor que nunca. La mirada de enfado de Cami no se podía disimular.—Di la verdad, Sofi. Cuéntale a mamá que terminaste con él.—¿Es cierto eso, hija?Si las miradas mataran, Cami habría caído fulminada.—Es... estrategia, algo que Cami no podría entender porque nunca ha tenido un novio.—Ni que me hiciera falta. —Aburrida.—L
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