Automáticamente empecé a correr hacia ellos, estaba agotada, pero nada me apetecía más que estar pegada a ellos. Quería abrazarlos, acariciarlos, besarlos y no dejar de hacerlo nunca.Sin embargo cuando llegué a un metro de ellos, empezaron a retroceder.—Reika, de verdad que quiero abrazarte, pero estás cubierta de acónito.— aclaró Max.Entonces me detuve y pensé en el amasijo de carne que se habían convertido los hombres lobo que entraron en contacto con él, no era mi intención que eso les ocurriera a ellos.—Me alegro muchísimo de que estéis bien.— me dejé caer en el suelo.— No sé qué habría hecho si algo os hubiese pasado.—Reika... tu cara.— pese a la poca luz Duke se había percatado de los cambios.—No es nada, Asena dice que volverá a la normali
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