Scott acarició levemente el rostro de la hermosa mujer y dibujó una pequeña línea entre su cuello y sus pechos. Acarició levemente los perfectos pómulos rosados y la piel sedosa piel de Aurora. Era tan hermosa, tan pequeña y tan inteligente. No le sorprendía que su hijo siguiera perdido por ella, la mujer era toda una joya. Lástima que había cometido un error, había escogido a su hijo y eso nunca lo perdonaría. Si tan solo Aurora lo hubiera escogido a él, si tan solo lo hubiera deseado a él. Todo sería diferente. La hubiera llenado de lujos, de poder y de muchísimos hijos pero no, había escogido a su hijo y eso lo enfurecía. Durante tanto tiempo había deseado tenerla y nunca lo había conseguido y ahora que la tenía sola frente a él lo único que podía pensar era en tocarla y hacerla suya. Aurora dejó caer su rostro hacia un lado, soltando un leve jadeo de dolor. Su piel estaba empapada, brillante y completamente pegajosa a causa de
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