Tomé mi blog, el mismo que me trajo hasta donde me encontraba ahora. Lo abrí cuidadosamente mientras me acomodaba sobre mi cama. Leí todo aquello que había escrito sobre Daniel. Ahora que lo releía de nuevo, sí me parecía una cursilada. Me reí de mí misma, ¿en qué estuve pensando? No es que me arrepintiera de pensar todo aquello sobre Daniel, seguía pensándolo, aunque definitivamente estuve equivocada en muchas cosas, como en que no podría enamorarme de alguien distinto a él, y me tocó a alguien totalmente opuesto, su pulmón.Llegué a la última página en la que había escrito, allí fue donde volví a ver el nombre de Nicolás. Lo había escrito inconscientemente, antes de saber que podía llegar a enamorarme de &e
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