Después de que Boris se marchara, Angeline se tumbó en su cama, como de costumbre, a llorar por el mal rato que pasó, agradecía que su amiga no estuviera presente esa noche, porque si no, no sabría cómo explicarle lo que le sucedía.Angeline, se sentía tonta por sufrir por un hombre que no le había hablado de nada romántico, no había hecho promesas, pensaba en medio de lágrimas, no juró amor, ni le prometió fidelidad, no había nada entre ellos.Solo había caído en los encantos de un seductor. Se había dejado arrastrar por su misteriosa mirada y sus seductores labios, se dejó hechizar por sus enigmáticos ojos y sus lujuriosas palabras. Eso era lo que le sucedía, se había ilusionado con sentimientos que desconocía, la curiosidad por saber que se sentía estar un con un hombre como su jefe la habían h
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