Y como la vida se mueve por costumbres yo poco a poco me iba acostumbrando a no tener a mi abuela, no fué nada fácil, las cosas eran más difíciles y además la extrañaba aún mucho, pero el adaptarme llevó a ser día a día las cosas un poco más sencillas y en busca de un mejor futuro, opte por conseguir un nuevo empleo, el mismo que no fue tan difícil encontrar me ofrecían una mejor paga, el horario era ajustable a mis necesidades el cambio debido a eso no fué tan brusco y al paso de casi ocho meses todo marchaba bien, el sol era más brillante y el cielo más azul, aquel clima me gustaba mucho, más sin embargo la temporada de lluvia se aproximaba trayendo consigo fuertes vendavales. Aquel día 20 de octubre, me levanté temprano para llevar a Dorian a su escuela y de allí fui a mí trabajo, era un día muy soleado, pero con un extraño olor a tierra mojada –¿Lloverá?
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