Dos difíciles meses habían transcurrido desde aquella noche las luchas y constantes idas a la comisaría para pedir justicia, se iban alejando, al tiempo que mí cuerpo se recuperaba dejando mi alma aun dañada, lo único que me sostenía de pie aún era mi sueño por lo que volvería a la escuela este era el último semestre de clases para graduarme y empezar la universidad. Al llegar nadie habló del tema, no escuche susurros en pasillos y yo realmente creí que mí vida volvería a ser la misma, pero la tercera semana de haber iniciado las clases un fuerte dolor de vientre se apoderó de mí en medio de la clase de matemáticas lo que me obligó a pedir un permiso e ir a la enfermería debido a que el dolor no pasaba, la escuela no tuvo más opción que llamar a mi abuela.
Cuando la abuela ingresó a la sala de enfermería, mí rostro lucía pálido, eso asustó a la anciana quién no dudó en pronunciar la palabra –Hospital– con miedo de que fuera gastritis o algo similar.
Al ingresar a la clínica el médico de turno me revisó y ordenó algunos exámenes, al fin del día el diagnóstico estaba listo para ser entregado, un señor ya de edad, de gran barba y con una calidez en cada palabra fue el anunciante de aquellos resultados.
–Usted está embarazada.
Aquellas palabras las soltó sin anestesia, tanto mi abuela como yo quedamos heladas ante tal noticia, y no pude evitar reír sarcásticamente.
–¿Estoy embarazada?, ese doctor debe estar equivocado
Recuerdo lo primero que pensé, mi abuela inclinó su cabeza y empezó a llorar, y sólo allí me di cuenta que era cierto, pero ese viejo doctor siguió diciendo…
–Usted tiene la decisión de no tenerlo, debido a que fue causada por una violación y al ser aún menor de edad puede decidir abortar.
Aquello era cierto aún era menor de edad y aunque solo faltaban dos meses para cumplir los 18 era aún una niña.
–¿Un aborto?
Esa palabra jamás pasó por mi mente, mi abuela lo miró con miedo y tomando la mano de este le dijo
–Un aborto, no es permitido por Dios, y no iremos en contra de él.
Realmente quiero decirles que en ese momento estaba de acuerdo con mi abuela pero no era así aquel bebé no había sido planeado por lo que no estaba siendo esperado, además acaso ¿yo no tenía derecho de cumplir mis sueños?
Más sin embargo el doctor dijo que teníamos una semana para pensarlo y lo hice, realmente pensé mucho no había una razón por la que yo debería tenerlo y había muchas razones por las que yo no debería tenerlo, aquello me mataba, saber que alguien crecía en mí y que era producto de mí peor noche, realmente no me emocionaba.
Así que decidí que él podría también ser feliz, lo tendría y lo amaría para que jamás fuera como su padre, así pasaron los meses, seguí mis estudios, la escuela me apoyó aquella vez y mí cumpleaños también pasó fuertemente, pronto el miedo crecía, pero la duda se disipaba y la casa se volvió a llenar de ilusión, y de colores, los vecinos no paraban de traer regalos para el nuevo bebé y mí abuela siempre me decía.
–Pronto correrá de aquí y para allá.
Pensar que alguién correría entre nosotras era tan loco que no queríamos esperar más y mientras crecía en mí vientre llegó la graduación recuerdo que fue un día soleado y desde temprano mí abuela corría emocionada de un lado a otro preparándose y ayudándome a preparar, al bajar para irnos me miro yo usaba ese día un largo vestido que cubrían mis tobillos de un color azul cómo el cielo, siempre me ha gustado ese color, muy sencillo y con un leve escote en la espalda, una pequeña chaqueta con adornos negros a los lados y mis zapatillas eran sin tacón use la trenzas que mi abuelo tanto le gustaba verme.
Él decía que era un adorno que sólo su esposa podía hacer y era totalmente cierto, cubrí mis labios con un brillo de fresa, mientras íbamos mí abuela me repetía lo linda que estaba y lo orgullosa que la hacía sentir, pero en realidad la orgullosa era yo ella habías sido mí mayor fuerza y la que verdaderamente hermosa era ella quién ese día tenía un pantalón ancho de color negro, su blusa roja muy cubierta hasta el cuello con ese lazo en la punta y su cabello recogido, adorno sus labios con un rojo muy dulce.
La ceremonia fué tan hermosa que no sentimos el tiempo pasar luego de aquello fuimos a comer, celebramos un poco y de allí regresamos más que feliz a casa.
Los días empezaron a pasar normales, hasta que un día muy temprano llame de un grito a mí abuela, le dije que él bebe nacería ya estábamos tan nerviosas que no sabíamos bien qué hacer, caminábamos de un lado al otro hasta que ella se detuvo y suspiro profundo
–A calmarse.
Así fué cómo pronto salimos de casa y llegamos a la clínica dónde nacería mi bendición más grande. Luego de la llegada de mi sol, los días se llenaron de tanta felicidad y emoción que no tenía tiempo de recordar lo malo que habíamos vivido. En realidad, quería que mí hijo creciera con la mayor felicidad, y empecé a trabajar para darle todo aquello que él quisiera.
Estuve tan ocupada que pronto pasaron 4 años y cuándo estaba en la cima de mí felicidad me volví a caer de golpe, pero aunque no lo crean yo sabía que algo pasaría, pues mi corazón estaba inquieto aquella tarde a eso de las 2:00 de la tarde mí móvil sonó, la voz era de alguién que no reconocía, pero la información dada era aquella que jamás espere recibir.
Mí abuela había sido llevaba de urgencia al hospital, corrí como loca al llegar pedí información sobre ella y un médico joven me atendió en ese momento me informó que mí abuela estaba muy grave y que debía prepararme para lo peor, pensé por un instante que aquel joven no tenía corazón cómo me iba a pedir aquello, y eso me llevó a exaltar me agarrando la bata de este le grite que –Él no era Dios– estaba tan furiosa que perdí los estribos y mientras le gritaba puedo jurar que sentí el olor de mi abuelo. Eso me hizo temblar algo me dijo que venía por su esposa, solté al médico para correr a la habitación de mi abuela al llegar a esta ella me miró y una leve sonrisa se apoderó de sus labios.
–Tú abuelo ha venido a buscar me, lo siento debes seguir sin mi ahora.
Su voz era tan suave y cansada que sentí lastima mí cuerpo tembló y tuve que agarrarme de la puerta, mis piernas no daban para seguir mientras yo veía a mi abuela que poco a poco cerraba sus ojos y ese odioso pitido sonó “piiiiiiiiiiii” aquella fué la última vez que la vi con vida, que la escuche, que sus ojos me vieron. No sé qué pasó después, pero cuando desperté estaba en una camilla me levanté de tope muy preocupada.
–Mí abuela, mí sol.
Todo estaba tan fuera de su lugar que miré alrededor y pude ver a Bora, ella era mí mejor amiga y me dijo…
-Descansa ya me ocupe de todo.
y fue cierto, se encargó de cuidar de mí hijo mientras que yo preparaba la despedida de mí abuela, pero cómo siempre el tiempo corre tan rápido que no h**o para amansar mí dolor y dejarme caer , tenía que luchar por Dorian y por mí, por eso cada mañana me repetía la frase que mi abuela siempre me dijo.
“No existe un sol que sea más grande que el deseo del éxito si viene con felicidad a su lado”
Y como la vida se mueve por costumbres yo poco a poco me iba acostumbrando a no tener a mi abuela, no fué nada fácil, las cosas eran más difíciles y además la extrañaba aún mucho, pero el adaptarme llevó a ser día a día las cosas un poco más sencillas y en busca de un mejor futuro, opte por conseguir un nuevo empleo, el mismo que no fue tan difícil encontrar me ofrecían una mejor paga, el horario era ajustable a mis necesidades el cambio debido a eso no fué tan brusco y al paso de casi ocho meses todo marchaba bien, el sol era más brillante y el cielo más azul, aquel clima me gustaba mucho, más sin embargo la temporada de lluvia se aproximaba trayendo consigo fuertes vendavales. Aquel día 20 de octubre, me levanté temprano para llevar a Dorian a su escuela y de allí fui a mí trabajo, era un día muy soleado, pero con un extraño olor a tierra mojada –¿Lloverá?
CAPÍTULO 5 RELATADO POR LOGAN: UNA GRAN FIESTA Había estado en el extranjero por años, por un error que cometí de joven mí padre me envió lejos con la excusa de estudiar y para que nuestra familia no se viera involucrada en un escándalo, después de años quede administrando el negocio en aquel país, ya que prácticamente se me tenía prohibido regresar, pero una vez te adaptas las cosas se vuelven sencillas, hice una vida en aquel país, la cuál compartía con mi novia Hellen, todo iba tan perfecto hasta que una llamada puso mí mundo de cabez.a –Regresa tú boda se hará pronto. Esas fueron las palabras de mi padre, sin dejarme responder él viejo cuelga la llamada
CAPÍTULO 6 RELATO DE LISA: ¿EL GRAN DIA? Aunque aquel día hubiera deseado que jamás llegará no fuÉ así, el tiempo no se detiene y el día de mí boda llegó, quería salir corriendo, pero era un plan muy difícil de cumplir para no decir que imposible, tengo que admitir yo me veía hermosa me gustaba aquel largo y tan floreado vestido era perfecto blanco y de un ligero escote, su cola arrastraba, yo era una princesa de esas de los cuentos de hadas, literalmente ya que tenía que lucir perfectas, feliz y enamorada del príncipe. Mientras esperaba la hora mire por la ventana, en mí mente pasaron ráfagas de imágenes de mí escapando, muchas de ellas eran chistosas, pero todas un fracaso suspire desde lo más profundo de mi ser mientras cerraba los ojos, luego de unos s
Mientras lo miraba su brazo rodeo mí cadera y acercaba nuestros cuerpos, por instinto coloque mis manos en su pecho tratando de mantener la distancia, aquel hombre tenía olor a cigarrillos y alcohol tan fuerte que me sentía asqueada, empuje su cuerpo, pero su agarre era fuerte. –Acaso te niegas a cumplir con tú deber de esposa. –¿Mi deber? Parecía chistoso y empuje una vez más, para mí sorpresa él me soltó, pero también debido a la fuerza que ejercí al tratar de alejarme de él, en ese momento lo vi reírse y caminar pasando por mí lado, pensé que se iría a beber de nuevo y cerré mis ojos sólo un instante hasta que sentí esas grandes manos que desde atrás se apoderaban de mí cintura, una de ellas subía desde, hasta mis pechos, mi cuerpo tembló y negué entre gritos, los mismo que parecí
No sé en realidad qué tiempo pasó pero el sol ya escalaba entre la pequeña ventana del baño y alumbraba muy fuerte, aunque aún tenía el miedo intacto me levante y con una de las toallas cubrir mi cuerpo con cuidado abrí la puerta del baño, miré a la cama dónde estaba él aún tendido pensé que aquella era mi oportunidad para ir por algo de ropa, y suspire, cómo quien cree que si no respira se hace invisible aquello sirvió y me dio algo de fuerza por lo menos para dar el primer paso. Sin embargo hay veces que no llegamos tan lejos y esa fue una de esas veces, ya que una voz fría y demandante hizo que me detuviera. –Ven acá. Al escucharla mí corazón se detuvo y negué mientras apretaba mis ojos tratando de impedir que las lágrimas salieran, pero aquel sujeto agregó
Había esperado tanto ese día que estaba realmente feliz de regresar a casa, en aquel lugar estaría a salvo y no quería perder más tiempo incluso con mí cuerpo adolorido, organicé todo para regresar a casa junto a mí sol y por fin poder tener un rayito de tranquilidad, antes de salir de la casa cubrí mi cuerpo todo con ropa muy grande para evitar que vieran mis morados y aquellas mordidas. El viaje de regreso a casa fue tranquilo, y quizás era porque había más personas dentro del pequeño auto me sentí tan aliviada que pude dormir un par de horas. Al llegar ya era más de las 2:00 PM y mí hijo esperaba en la puerta por nosotros al bajar del auto y verlo creo que todo el dolor que sentía se desvaneció por aquel momento y sólo corrí a abrazarlo alzarlo y llenarlo de besos, le decía lo mucho que lo había extrañado y cuanto lo amaba más sin embargo mis palabras fueron cortadas cuand
El inicio de semana llegó y mí pequeño regreso de su viaje con Bora, por lo que me vestí muy apresurada, quería verme hermosa, y aparentar que nada malo había pasado o fingir, aquella mañana la pasamos con Dorian, parecíamos de lejos una gran familia llena de amor, mientras jugábamos, la puerta de la casa se abrió y mí sorpresa fué al ver entrar al señor Hilary acompañado por el secretario, mí corazón se estremeció y no pude negarle una gran sonrisa, hasta que sentí su aura baje la cabeza tenía miedo de Logan y él lo sabía, el señor Hilary y el secretario se acercaron a nosotros, vi a este anciano hablar con su nieto mientras entregaba regalos, los ojos del secretario se colocaron sobre mí y pude notar una incomodidad que quizás también fue notada por Logan. –Te daremos un nuevo nieto pronto -Aquel dejó salir esas palabras de golpe lo que notoriamen
Después de ese día Logan ya no era el mismo cambio un poco, quizás fué el dolor de la pérdida de aquel bebé o quizás la conversación que sostuvo en la clínica con Daniel, me esquivaba la mirada y no volvió a tocarme, hasta que mis heridas físicas estuvieran cerradas, luego de eso me dedique a mí niño, cuidar de él y verlo feliz, y los meses pasaron, la conversaciones con Logan eran cada vez menos descortés, y aunque muchas veces me hizo suya, no era brusco, parecía un poco cariñoso. Una noche en medio de aquel acto Logan pronunció unas palabras… ¿Algún día me amarás? Cómo puede aquel sujeto pedir eso, incline mí cabeza hacia un lado y negué con esta, pensé que se enojaría y volvería a ser el mismo, pero sólo se detuvo para bajar de encima de mí, el silencio fué el rey aquella noche.