Habían pasado tres años y aún no eran libres, seguían trabajando cada día, pero Leslie ya les llamaba como papá y mamá, la pequeña estaba tan acostumbrada a su rutina que ella sola se levantaba muy temprano y buscaba su mochila para ir con sus abuelos. Una vez en casa de ellos, Isis y Francisco se despedían de ella con un fuerte abrazo, pero sobre todo era Isis quien más sentía remordimiento de dejarle, ahora cada día le costaba más alejarse de Leslie por las mañanas, pues sentía que cada día era más grande y que pronto dejaría de ser una niña.Sin embargo el tiempo paso con cosas buenas y malas, Leslie ahora tenía cinco años, era aún más alta y flacucha, seguía siendo una buena niña, pero esta vez se llevaba con algunas compañeras de escuela también vecinas de la casa de sus abuelos, por eso solía jugar con ellas de vez en cuando y asistía a las pequeñas fiestas de cumpleaños que los padres de sus amigas les organizaban, a Leslie a su edad nunca le habían hecho una fiesta y la v
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