Una mañana, casi dos años después de trasladarse al molino viejo del Tocho, Manuel se despertó al alba, como de costumbre, y al levantarse y tantear sobre la mesilla de noche buscando las gafas que había tenido que comenzar a usar, sus dedos se enredaron en un cordón.Al ver el amuleto de la huella de puma, que un día había pertenecido a Sush, lo apretó en su mano mientras notaba las lágrimas que se agolpaban en sus ojos. Recordó la noche que él mismo se lo entregó a Kasa "Devuélvemelo sólo cuando confíes en mí", le había dicho.Estaban allí, de una manera u otra se habían apañado para ponerse en contacto entre ellos y ahora Kasa le entregaba el amuleto para que él lo supiera, para que supiera que volvían a estar juntos, no como antes, pero juntos igual.Ya no le necesitaban. Cala y Yuma le visitaban a m
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