A lo largo de su vida Vanessa había encontrado muchas razones para desconfiar de las personas y de sus motivos, pero en cuanto Adriano le había confesado sus sentimientos no hubo dudas de que hablaba en serio. Él no tenía ningún motivo para mentirle y tampoco lo haría.Adriano la amaba. Era un hecho, sus ojos reflejaban esa verdad.La vida tenía formas misteriosas de actuar. Cuando había ido a ver a Adriano a su oficina, un poco más de un mes atrás, con una propuesta de matrimonio, en su mente jamás había pasado la idea de que las cosas sucederían de esa manera. No se estaba quejando, por el contrario, estaba más que feliz.Quizás lo había perdonado demasiado rápido, pero de qué habría servido alargar el sufrimiento de los dos, tan solo por orgullo. Sabía con certeza que amaba a Adriano y negarse a explorar esos sentimientos junto a él solo les habría causado dolor.En tan solo unas semanas se había sentido como un ser miserable al estar separada de él, d
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