99. No puedo prometerlo
Thoma se acercó decidido a los pies de la chica, levantando las sábanas, se encontró con las pequeñas extremidades de Naomi, con una sonrisa traviesa. Adele presenciaba la escena, ella recordaba que cuando eran pequeñas, Federic molestaba a su hermana menor mientras le hacía cosquillas, sí, esa era la manera en la que ellos habían aprendido a negociar. —Aquí voy— anunció el rubio acercando el colgante a la chica; antes de que él lograra tocarla, los pies de la chica terminaron entre las sábanas, los había recogido aún mientras fingía estar dormida. Un gesto de sorpresa adornó el semblante del mayor y uno de satisfacción en el de Adele.—¿Si ves? ¡Te lo dije! — exclamó saltando al lado de Naomi. —Ahora sí, deja de fingir, te hemos atrapado— susurró cerca a ella —y si no abres los o
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