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Todos los capítulos de Incluso si no me amas: Capítulo 61 - Capítulo 70
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Un increíble rechazo(?)
—Oyeee, tu sonrisa debe ser muy linda, por favor sonríe. Él simplemente la ignoró y reafirmó su seriedad. El día comenzó a nublarse pero era muy refrescante y sereno. —Buen día señorita, ¿Qué se le ofrece? —Quiero helado suficiente para seis personas. El hombre sonrió ante la seriedad de la linda niña, pero se sorprendió al ver las esposas en sus manos, al instante se puso nervioso y miró de reojo al hombre que iba con ella. Se veía muy joven, serio y muy bien parecido. Su manera de vestir era como la de los hombres que iban a la mansión de la montaña y, una inquietud emanó de su interior. Miró a Estefanía mientras trabajaba, esperando alguna señal de ayuda, pero ella miraba muy curiosa los alrededores. Justo cuando ella volteó nuevamente, vio la reacción del hombre y sonrió. —¿Esto? Jajaja perdón mi hermano es demasiado molesto y exagerado. Richard torció la boca pero lo ignoro. Estaba por pagar cuando
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Regreso
—¿Mamá? En la entrada, de la casa estaba Irene en una silla de ruedas, con una expresión preocupada y ansiosa. —Voy a morir… Susurro Estefanía mientras se secaba el sudor de la manos en su pantalón. Todos suspiraron aliviados al saber que alguien era capaz de controlar a ése demonio. Bajó del auto y, algo insegura se acercó a su madre. Irene le hizo una señal con las manos para que se acercara y la revisó de pies a cabeza. —¿Cómo estás? ¿Estás bien? —Si mamá, estoy bien. Sólo fui… —¡¿En qué demonios estabas pensando?! ¡¿Sabes lo preocupada que estaba?! ¡¿Cómo se te ocurrió semejante cosa?! —Solo quería dar un paseo, no seas tan dura con ella… Alan no quiso que el problema se hiciera más grande, debido a los guardias que habían regresado con él sabía cuál era el problema. —¡Tú cierra la boca! ¡¿Acaso te importa?! ¡Estoy reprendiendo a mi hija! —¡También es mía! ¡¿Cómo demonios quieres que
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Separación.
—¿Qué tiene de bueno ese lugar? ¿Alguna vez tuviste un solo día cómodo? ¿No debías hacer cosas que no querías? ¿Cómo la hija de la familia Martínez podría lavar un plato o limpiar una mesa? Más aún si es para una persona desconocida. Ambas se abrieron mucho los ojos y lo miraron sorprendidas. “¿Nos estuvo espiando?” Irene suspiró, y respondió con cansancio. —No importa el estatus de nadie, siempre deben de cumplir con sus responsabilidades sin importar lo mínimas que sean… PAS! Alan golpeó la mesa con ambas manos y la miró molesto. —¡¿Te estás escuchando?! ¡¿Cuándo demonios hiciste tareas tan bajas en nuestra casa?! ¡¿Cómo osas tratar a tu hija como una sirvienta?! Ella dejó los cubiertos en la mesa, se masajeó la frente y comenzó a mover su silla hacia el elevador. Estefanía rápidamente la empujó, sin embargo, antes de que pudieran ir muy lejos, se escuchó la voz de Alan. —¡No me importa cuales ideas le hayas m
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Rescate
—Usted… ¿Conoció a mi madre? Ante la pregunta inesperada, Irene lo miró algo confundida. Después de unos minutos de silencio, respondió. —Si, la conozco. Tobías tragó, sabía que su madre no era una buena persona y que le había hecho mucho daño pero aún así, quería escuchar su opinión de ella. Al final, Irene suspiró y continuó. —Ella… Es una mujer muy complicada, tiene un temperamento difícil y una percepción de la vida, muy…. Retorcida… No puedo mentirte y decir cosas bonitas de ella cuando no las siento y no las merece, pero eres su hijo y eso es suficiente para mí. Eres un buen niño, y es comprensible que quieras saber de ella, pero…. Trata de vivir bien y por lo menos en tu memoria, trata de mantener una buena imagen de ella. No está bien ser rencoroso, sé feliz y sin importar que. No la odies… Tobías se quedó atónito por su respuesta, cualquier otra persona, habría despotricado contra la persona que
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Una difícil relación padre e hija
Tobías se quedó en casa perezosamente como un lagarto tomando el sol, las palabras de Irene se le hicieron absurdas en el momento y un intento ridículo por quedar bien. Pero, cuando ella lo cubrió de la mirada de Esteban, sus emociones se volvieron complicadas. Tal vez fue reflejo o de verdad lo había hecho para protegerlo, pero desde el inicio notó que ella no lo miraba como los demás, era amable y respetuosa. Siempre lo trató como a Estefanía, nunca fue parcial e incluso lo llegó a tratar mejor que a ella. En ese momento odió ser tan perceptivo, estaba totalmente en contra de acercarse a alguien, no quería experimentar más decepciones.  Después de rogar atención de Alan y Arturo y no recibir más que indiferencia, simplemente optó por no pedir nada de nadie sin importar quién fuera. Pero... Estaba preocupado. —Ese hombre... No se ve para nada sencillo. Sin poder siquiera disfrutar la paz que había sin ellas en cas
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Una peligrosa faceta.
—Esteban no es como crees, él es alguien peligroso, si no encontramos a tu madre… —Señor… —¿Richard? Preguntó Estefanía al verlo entrar. Richard desvió la mirada avergonzado y se quedó en silencio. Ernesto al verlo tan afectado, se sorprendió, no sólo siempre se alejaba de todos, sino que cualquier persona que tratara de acercarse era tajantemente rechazada. Se veía mucho más que un simple fallo de misión. Estefanía torció la boca y caminó a la salida. —Ya te dije que si sigues tratando así a las mujeres, morirás solo. Ambos adultos la miraron sorprendidos y la siguieron con la mirada hasta que salió. Alan lo miró de una manera extraña y Ernesto se aclaró la garganta incómodamente. —¡Ah! Por cierto, lo quiero a él de mi guardaespaldas, no quiero otro. La puerta se cerró abruptamente como se abrió. El Richard que siempre había valorado el silencio y la quietud, por un momento sinti
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Subestimación.
Este capítulo contiene escenas de violencia física y sexual relativamente gráficas. Si no te agrada el tema pasa al siguiente capítulo. **************** —Yo… —No lo digas… hay ocasiones en las que eres irresponsablemente sincera. ¿Sabes lo que me importas? Te amo, eres lo único bello que pude encontrar en este asqueroso mundo vacío. Aunque no lo podía ver a la cara debido a que tenía la mirada gacha, un presentimiento inquietante la invadió. Al levantar la mirada, Irene tragó saliva y trató de controlar su temor. Su mirada llena de adoración obsesiva y algo de resentimiento la asustaron. Hasta cierto punto, estaba aliviada de que Estefanía no estuviera ahí, de lo contrario, estaría aterrada. Esteban se acercó a ella y con mucha delicadeza como si fuera una delicada pieza que podría romperse con un toque, acarició su rostro. —Sabes… si hubiera continuado todo co
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¿Me amas?
Las semanas pasaron en silencio… Irene se volvió una muñeca que simplemente vivía gracias a las vitaminas intravenosas. Desde ese día, no lo veía a la cara y evitaba su manos pese a los gritos y el llanto de desesperación de él. Su tés se volvió pálida y sin vida, sus ojos perdieron su brillo y, Esteban no volvió a escuchar su voz ni si quiera para pedir ayuda. Se quedaba en silencio en una silla frente a la ventana, todo se veía en el exterior vivaz y agitado. Pero para ella que en momentos quería gritar desesperadamente por ayuda, era como una cruel burla. Esteban ya había renunciado a cualquier otra cosa además de Irene. Había prestado su nombre y activos para una empresa fantasma. Todo se había ligado a una empresa de importación, la cuál era usada para lavado de dinero. Su “socio” y él tenían un muy lucrativo trato para el hombre. Esteban estaba dispuesto a hacer lo que fuera, si ambos eran protegidos. Por
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Nunca me perdones.
Ante la pregunta, Irene sintió como si todo el odio y las penurias del mundo se arremolinaron en su interior. Sus ojos sin vida y apagados, se llenaron de un increíble odio y rencor. Haciendo que escupiera fríamente una sola palabra. —No. Esteban sintió como si miles de cuchillos atravesaran su pecho, tanto, que comenzó a sofocarse. —Irene… me estás matando… ¿Sabes cuantas noches soñé con tener una familia contigo? Ser felices los tres, vivir pacíficamente y en paz. La voz de Esteban comenzó a quebrarse, el dolor en su rostro provocaría las lágrimas de cualquiera que lo viera, pero ya no de ella. Y, mientras más pasaba el tiempo y el silencio de Irene se hacía cada vez más extenso, su pecho se apretaba más. —¿Recuerdas el día que te regalaron unos chocolates después de la graduación?  Ella se sorprendió por un segundo y lo miró por cuenta propia en silencio. Esteban desde el fondo de su corazón sintió una agria y d
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Aun así, es mío.
Alan sintió como si miles de abejas zumbaran en sus oídos, no podía ver ni escuchar nada correctamente. Miró a su alrededor varias veces y, se cubrió los oídos desesperado. Se quedó en la sala de espera solo, después de lo que el médico le dijo, esa llamada se repetía una y otra vez. Sintió como si todo a su alrededor quisiera enterrarlo por completo. Desesperado y golpeándose el pecho debido al dolor, comenzó a llorar. “Si de verdad la hubiera cuidado…” Ese día estaba tan dolido y cegado por la rabia que prácticamente la dejó sola.  Como siempre... El doctor que ya sabía lo que había sucedido, podía entender un poco. Solo espero en silencio y lo dejó. —Hágale un aborto… Dijo por fin Alan mientras miraba al suelo y trataba de tranquilizarse. Desafortunadamente y, para su sorpresa, el médico respondió. —No puedo practicar un aborto sin el consentimiento de la madre. Su vida no está en riesgo
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