Georgina Es inevitable no sentir como si algo faltara en esta casa, pero en el fondo me alegra que ella esté en un mejor lugar ahora, donde espero haya logrado encontrar esa paz que tanto necesitaba. Donde ya no hay dolor que la atormente. Mamá logró irse al fin y lo último que hizo fue acariciar la mano de papá hasta que su respiración se detuvo haciendo un extraño sonido ronco, semejante al alivio, sus manos dejaron de temblar, y sus ojos sin brillo se cerraron, regalándonos una apariencia pacífica que, estoy segura, hace muchos años no disfrutaba. Papá, al darse cuenta de que estaba al borde, le ordenó a Logan detenerse en la carretera y él obedeció, mis dos hermanos, que iban adelante, giraron sus cabezas y suspiraron dejando salir sus lágrimas de despedida. Quizás también aliviados. No sé cuánto tiempo nos quedamos a la orilla de la carretera, contemplándola, tan pacífica y, aparentemente, feliz. Había dos autos detrás de nosotros y ninguno se acercó para hacer preguntas estúpi
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