Solo sucedió una vez en la que me sentí el centro de atención y fue cuando Lexia una chica de mi curso tuvo contacto físico conmigo, al contarlo cualquiera que no me conoce diría que estaba loca pero fue así. La cafetería era demasiado moderna como para alguien que ha crecido en el pasado, una mujer no depositaba sus pure con una cuchara, solo la pantalla táctil y un triste robot había suplantado la actividad humana o la mayor parte de ella. Mi vida era monótona, simple e igual, hice la fila junto a una chica regordeta que se encontraba a mi lado. Las risas a mi otro lado eran molestas el fastidioso y soberbio Brais, con su grupo de amigos. — ¡Maldita sea quiero mi albóndiga! —grito la niña a mi lado golpeando la pantalla que tenía en frente. Los quejidos de la chica eran molestos, mi vista se mantenía sobre bandeja y mis manos estaban inquietas. — ¡Carajo! —la niña colorada parecía pronto entrar en una crisis de nervios. Algo dentro d
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