—Espera,Milo, esta muy adentro. Duele—susurró antes de gemir.—¿Te estoy lastimado? —Nunca un hombre me había…¡Ah!—gimió. —Estás volviéndome loco, vuelve a gemir y nos van a descubrir —susurró él, enterrando los dedos en su cabello.—¿Puedes sacarlo por un momento?—preguntó ella con las mejillas totalmente encendidas. —Para ser tu primera vez no te estás portando muy mal—dijo él antes de verla. —¿Puedes sacarlo?— preguntó en un pequeño susurro. —¿En verdad?— preguntó Milo un poco ansioso.—¡No es tan grande! —¡Lo es para mi!— se defendió, manteniendo su respiración agitada.—nunca habían metido eso en mi…—di
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