Diana aceleró su paso en cuanto llegó a la recepción. Miró a Marta, quien estaba muy entretenida tecleando algo en su ordenador, la saludó, y ésta, respondió con amabilidad, pero sin dejar de mirar la pantalla de su computadora. En vez de seguir el camino hacia la salida, dobló a la izquierda y se adentró en la escuela, dirigiéndose hacia los sanitarios, en específico al de caballeros, donde previamente, había dejado un bolso con todo lo que necesitaba para convertirse en Diego.Se sentó un momento sobre la tapa del retrete, dejó escapar un suspiro, entre frustración y ensueño. Su corazón palpitaba muy deprisa, y sus manos temblaban. Se llevó la mano derecha a la cabeza, dispuesta a quitarse la peluca de un halón, pero el sonido de la puerta del baño, indicándole que acababa de entrar alguien, la frenó.—¿
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