Fijó la vista en la puerta de los toriles, tragó grueso y aferró con fuerza el capote con sus manos. El sol brillaba con intensidad en el cielo, haciendo que el traje de luces, para practicar, que le prestó la escuela, y el cual a ella le costó ponerse, pues tuvo que hacerlo sola, debido a su situación, diera unos destellos plateados, captando la atención de unos cuantos. Cuando Enrique se ofreció a ayudarle con el traje, Diana se negó, alegando que tenía una rara fobia, y que no le gustaba que nadie lo viera en paños menores.Aunque no era la primera vez que hacía aquello, su corazón latía desbocado en su pecho.Un fuerte viento sopló. Diana sujetó con más fuerza el capote, para evitar que se levantara y le hiciera perder el equilibrio. Decenas de ojos estaban puestos sobre ella, a la expectativa.—¿Preparado, chico? —vocifer
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