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Todos los capítulos de La llama del Amor: Capítulo 31 - Capítulo 35
35 chapters
Capítulo 31
La promesa Madrid, primavera de 1998 El sol iluminaba con gran intensidad un tercio de la plaza. La brisa fresca rozaba el rostro de los presentes, aliviando un poco el ardor producido por el beso del astro rey. Por momentos, leves remolinos de arena se elevaban, dificultando la visión de quienes se encontraban en las gradas posteriores. El sonar de un pasodoble indicó que el espectáculo iba a comenzar. Para quienes se aglomeraron esa tarde allí, era una sublime expresión de arte; valor que enardece al público y lo emociona hasta la grandeza. Entre algarabía, las bailaoras danzaron al ritmo del flamenco, y un hombre galante, con pasión desbordante, se paseó por el escenario de la fiesta brava, luciendo el oro y el azul del cielo en su traje de luces.Armando Vidal fue por décadas, una de las figura más destacadas d
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Capítulo 32
Maldijo mentalmente, por enésima vez. No lograba concentrarse en la clase que estaba impartiendo. Tenía casi media hora, tratando de demostrar a sus alumnos, como debía ejecutarse una estocada perfecta, con suerte natural y recibiendo, pero parecía ser que su cerebro estaba desconectado de sus funciones motoras.—Mierda —masculló.—Hostias, tío. Deberías relajarte un poco. Estás muy tenso —comentó alguien a su derecha.—Te recuerdo que soy tu maestro, Joey. Me debés respeto —soltó, sin molestarse en girarse a mirar al nombrado.—¡Joder! Anda de un humor de perros —musitó alguien.—Desde hace tres días que Diego no viene, está insoportable —escuchó susurrar a otro.—Váyanse a la mierda —escupi&oac
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Capítulo 33
Sus ojos grises no podían dejar de mirar en dirección a las escaleras mecánicas, mientras esperaba que le entregaran el ticket con la numeración de su equipaje. A su derecha, Raquel la ayudaba a llevar un bolso de mano, a su izquierda, su amiga Claudine no dejaba de parlotear acerca de lo que tenía que decirle a su madre, cuando fuera a visitarla y entregarle el paquete que le enviaba. Gracias al cielo, a su amiga le fue muy bien en el curso de verano, y pensaba quedarse mucho más de lo pensado en Madrid, pues le ofrecieron una oferta de trabajo como ayudante de un escultor de renombre en la ciudad, quien se encargaba de la restauración de monumentos y edificaciones que eran patrimonio del estado.Pero por más que lo intentaba, Diana no podía dejar de mirar en dirección a cualquier acceso de entrada del aeropuerto. Albergaba la esperanza de que en cualquier momento, Rafael llegara, impidiendo que s
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Capítulo 34
Tres meses después. —El gran espacio triangular limitado por el redondo menor y el subescapular hacia arriba, el redondo mayor hacia abajo y el cuello quirúrgico del húmero hacia afuera —el hombre de poblada barba, ojos azules y cabello cenizo apuntaba cada una de las partes mencionadas, con un puntero láser, en la enorme imagen proyectada en la pared del escenario del auditorio—. Como verán, se divide longitudinalmente por la porción larga del tríceps en dos espacios más pequeños...Todos los estudiantes miraban y escuchaban atentos a su profesor de anatomía. Solo se oía la voz del hombre de cincuenta y tantos años.Diana tomaba notas y subrayaba algunos pasajes de su libro personal de morfología humana. Sin poder evitarlo, bostezó. Las últimas tres noches las pasó estudiando para su parc
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Epílogo
Madrid, 28 de marzo de 2007 Es un café sensacional, el café más delicioso que he probado, le dije. Ella sonrió con notable modestia, mientras sus mejillas se sonrojaban un poco. ¿Creen haber probado un café bueno de verdad? Antes de que me respondan que sí, que el mejor café que han probado en sus vidas lo prepara mengano o zutano, en tal o aquel famoso sitio que se llena de gente, haciendo largas colas para recibir un vaso de papel o plástico, con algún mensaje motivador escrito con marcador negro, deben primero probar el que hace Diana Vidal. Ella muele los granos por sí misma, en una máquina artesanal, pero le echa semillas de vainilla y cacao —ahí está la clave—; en echar todo junto desde un principio, y no preparar el café aparte e ir agregando lo demás. Esto, me aseguró ella, hace que el sabor sea equilibrado
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