Habían pasado más de tres semanas, y ya no le tenía a mi lado, es más, nunca volvería a tenerle.Pasaba mis días en casa, aturdida, sin apenas saber el día en el que vivía, sabiendo que nunca volvería a verle sonreír, a escuchar su risa, a sentir su mirada sobre la mía, a saborear su boca. Era demasiado doloroso, y me arrepentía una y otra vez de no haber podido perdonarle, pero no podía, había cosas en la vida que no se podían perdonar, y aquella era una de ellas.Miraba hacia el jardín, donde mi hermana jugaba con la pelota junto a mi sobrina y su esposo, parecían estarlo pasando en grande.La verdad era que tenía un extraño sentimiento en aquel momento, dos sentimientos entre mezclados hacia mi hermana. Por una parte, estaba muy orgullosa de ella, por aquella magnifica familia que había formado, por la
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