Balián me dejo en la puerta de mi apartamento, este se disculpó y se fue con prisa. Yo por mi lado comienzo a ver todo el apartamento, está un poco desordenado, hay rastros de sangre en el suelo, fue limpiada, pero no del todo, un nudo se forma en mi garganta, la rabia comienza hacer partícipe, tengo esas ganas de tomar mi cabello y jalarlo con fuerza, me quiebro ante todo esto, desahogo todo lo que me abarca, mi llanto es silenciado de pronto, mi respiración se corta de tajo.–Shhh, ni se te ocurra gritar, ¿Ok? –siento en lo bajo de mi espalda algo presionándose. –Yo no quería y tu hiciste que fuera capaz de ello... –Abdón suelta mi boca, pero me es imposible moverme, ahora tiene la pistola clavada en la cien, este se planta delante de mí. – ¿Comprometida? –sonríe. –Tú no puedes estar comprometida, ni con él, ni con nadie.– ¿Por qué esta obsesión conmigo, Abdón? –le miro fijo. – ¿Tan difícil era darme el divorcio? ¿Dejarme tranquila? ¿Hacer tu vida con la ma
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