LILLIE Seguía donde mismo, no dije ni una sola palabra, ni cuando se instaló enfrente a nosotros. Mis ojos se dirigieron a él cuando se inclinó para tomar mi mano, y depositar un suave beso en ella de una forma educada, como el primer día que le conocí en mi fiesta de cumpleaños.―Es un placer volverte a ver, belleza ―pronuncia con su acento bien marcado, pero se le entiende muy claro. Respondo el saludo con una corta inclinación.Yo no podía decir lo mismo, que me diera gusto verle no es una gran alegría, en realidad ninguna emoción. No estaba para juegos estúpidos, ya había tenido suficiente con Dante, y no estaba para conquistas. No tenía el tiempo, ni la mente, ni las ganas de volver a enamorarme, y desde nuestra última charla me dejo claro su interés por mí. Solo esperaba que esos pensamientos se
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