VIII — Cuando las maldiciones se despiertan.
"- ¿Cuánto seguirás resistiendo, Scarlett? Tu voluntad es fuerte, pero dime ¿es inquebrantable?"Apreté los puños sobre mis labios evitando hacer audibles los sollozos. Las lágrimas mojaban mis mejillas dejando un rastro caliente tras ellas, simplemente estaba agotada, quería que todo acabara, pero bien sabía yo que era imposible.Propiné una patada a la cómoda, ésta se tambaleó un par de segundos y luego volvió a detenerse inmóvil sin dejar caer nada. Desearía que mi vida fuera así de estable. Observé tras el vidrio empañado, como las nubes grisáceas se reagrupaban en el cielo anunciando la posible llegada de otra tormenta, supongo que para nadie era sorpresa alguna. Después de todo es lo que ganas por vivir en la ciudad de la lluvia constante, Inglaterra. - ¡Nissa, baja ahora mismo!- gritó la señora Lancaster Pensé miles de excusas viables en una variante de segundos, sin embargo, sabía bien que aquella mujer era de carácter fuerte.
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