IV — Un recuerdo marchito

   Francia 1940

El corazón le latía desbocado con cada paso que daba. Obligó a sus piernas a continuar corriendo aunque estas quisieran sucumbir al cansancio, dio una sonora inhalación y siguió aventurandose entre la multitud de personas. 

En las calles todo era un festejo, familias enteras reencontrándose luego de la guerra, cánticos en alto y el orgullo palpable al ejército francés y a cada valiente soldado. Luego de los días grisáceos que habían azotado al mundo, Francia volvía a recuperar su alegría y color. 

Dio un traspié cuando su tobillo se dobló cansado del esfuerzo cayendo al suelo de rodillas, gimió cuando su piel comenzó a escocer maldiciendo por lo bajo. 

— Mademoiselle— Una anciana se acercó a ella preocupada—  il va bien ? (¿se encuentra bien?)

Scarlett se puso de pie con prisa y echó a correr de nuevo— Oui!—  gritó en respuesta mientras se alejaba 

Los pinos de la propiedad Lefebvre se alzaban cada vez con más cercanía ante sus ojos. El pecho comenzaba a dolerle por el esfuerzo al que exponía a sus pulmones, su respiración era agitada y entrecortada, pero no le importaba. A lo lejos logro divisar un coche de la comanda perdiéndose por la calle principal. 

Sus pies se detuvieron en seco al llegar a los grandes portones, el cabello castaño se balanceo hacia adelante cayendo sobre su rostro. Sus labios temblaban reteniendo los sollozos que luchaban por escapar, sus ojos se habían vuelto a cristalizar en una lucha interna por no romper en llanto. 

El soldado volteo entonces hacia la entrada de la propiedad, sintió el corazón estrujandose al verla allí de pie, llevaba puesto un vestido verde que pensó se le veía fabuloso, entonces fue consciente de cuánto había extrañado disfrutar tan solo verla de pie, o con una sonrisa vaga en los labios... consciente de cuánto había extrañado al amor de su vida. 

Sonrió abiertamente—  Scarlett, mon amour!— grito sin aun poder creerlo 

El sargento echó a correr de igual manera que su prometida lo hacía, de repente los pocos metros que los separaban parecían hacerse eternos. El solo quería abrazarla y ella solo quería ser envuelta por sus brazos, nada más importaba para ninguno de los dos.

Ambos se encontraron a mitad de camino, Scarlett simplemente se dejó caer en sus brazos, Nathan la sostuvo entre ellos como si la vida dependiera de ello. La castaña lloraba desconsoladamente aferrada a sus hombros mientras su prometido la alzaba en el aire como antes de partir, sujetaba su cintura con la fuerza de su brazo derecho mientras acariciaba sus cabellos y trataba de consolarla con el brazo izquierdo. 

— Estás aquí... — sollozó— Estas sano y salvo en mis brazos 

El soldado se alejó unos centímetros de su cuerpo permitiendose observar el rostro acongojado de la muchacha. Lentamente volvió a dejarla en el suelo y con sus manos libres sostuvo sus mejillas jugando con sus dedos sobre su tersa piel.

— No puedo decir que sano, pero al menos en una sola pieza, mon cheri— bromeó anhelando ver una sonrisa en sus labios

Scarlett entonces fue consciente del vendaje que sobresalía por debajo de su camiseta perdiéndose por los hombros bajo la chaquetilla y la cicatriz reciente que empezaba sobre la ceja y terminaba bajo su pómulo izquierdo. Una mueca de horror se instaló en su rostro antes de volver a lanzarse a sus brazos con urgencia.

— Oh, Nathan... ¿Qué ocurrió? 

El soldado suspiro— Lo mismo que al escuadrón veintiséis, colocaron explosivos en nuestros soldados caídos, no pasó mucho cuando caímos en la trampa

Scarlett lo apretó contra ella provocando un quejido de su parte— Tuve atención médica, pero esperaba que usted misma pudiera curar mis heridas, belle infirmière (bella enfermera) 

La castaña sonrió ligeramente sonrojada, el corazón del sargento se regocijo al ver tal cosa. Volvió a tomar el rostro de su prometida y sin previo aviso depositó un corto beso en sus labios, Scarlett se sintió en el paraíso al sentir los labios tibios de su prometido sobre los suyos tan fríos. 

— Espero no le moleste tener que casarse con un hombre que lleva tal cicatriz en el rostro, mon cheri— Sus ojos chisporroteaban jocosos— no me será tan fácil quitarla de mi mente y corazón, pero si usted lo pidiera entonces... 

Sus palabras fueron acalladas por los labios de Scarlett quien había vuelto a besarlo sin pudor alguno. Ambos se miraron fijamente, aquello solía pasarles tan continuamente que ninguno de los dos era consciente, siempre que se veían quedaban prendados el uno del otro. 

Scarlett llevó sus dedos a su rostro acariciando la barbilla del soldado, su quijada estaba más tonificada que hacía meses atrás y la barba comenzaba a hacerse visible. 

— Se ha vuelto más hermosa que la última vez que la vi, aunque fuera una blasfemia podría asegurar que posee la belleza de una diosa— susurro con calidez— Cada día me hace sentir más afortunado de haber aceptado permanecer su vida entera a mi lado

— Je t'aime—  musito dejándose llevar por esos hipnóticos ojos verdes (te amo)

Nathan sonrió y con cuidado se acercó a ella y beso la punta de su nariz haciéndola reír—  Aunque quisiera detener el tiempo y obsérvala para siempre, vuestro padre anhela verla

La castaña se alejó un poco y observó sobre el hombro de Nathan, su padre junto a su madre se encontraban observándolos a la distancia. Casi como una atracción la empujara se encontró corriendo hacia los brazos de su padre. 

Scarlett salto sin pensarlo sobre el viejo teniente quien la sostuvo como pudo ignorando sus dolencias. Su padre no pudo evitar llorar al ver que su pequeña niña había tomado más altura de la última vez que la había visto, llevaba el cabello más largo y la piel más bronceada. 

— Oh, ma fille— sollozo— no sabes cuánto había extrañado tenerte entre mis brazos

— Père, tu m'as trop manqué... — balbuceo entre lamentos— j'avais peur de te perder (padre, te extrañe demasiado... temí perderte)

El hombre la alejó para poder ver su rostro, sonrió orgulloso de la preciosa niña que había criado, tomó con lentitud los mechones de cabello sobre su frente y los escondió tras su oreja.  

— Estoy en paz sabiendo que un gran hombre te cuidara por mi— susurro con lagrimas en los ojos— ma jolie fille (mi niña hermosa)

— ¡Scarlett  ¿pero qué te ha pasado?!— exclamó su madre escandalizada rompiendo aquel bello momento— Estás toda desarreglada, no puedes andar así por el pueblo ¿Qué dirá la gente?— la regaño sin pudor— Eres una dama que está por casarse, no una...

— ¡Suficiente!— interrumpió molesto su padre— No se que te ha pasado, pero aún llena de polvo y tierra eres hermosa— sonrió con ternura— Mujer, déjalos que hablen, que llenen de veneno su boca... ese no es problema de nuestra hija 

— He tenido un accidente de camino a casa— se excuso la castaña mintiendo

— Ve a dentro a darte un baño y cambiarte de ropa— ordeno la mujer con firmeza— Debes recibir a tu prometido decentemente

Scarlett asintió cabizbaja, su padre entonces alzó su barbilla con sus dedos y sonrió abiertamente observando al soldado tras su hija.

— Debes estar orgullosa del gran hombre con quien te casarás— manifestó—. Estuvo dispuesto a dar su vida para salvar la mía y cumplir vuestra promesa... si no fuera por el ma fille, no estaría aquí contigo  

La castaña volteo a ver a su prometido, el muchacho sonreía avergonzado por los halagos mientras rascaba tras su nuca nervioso.  A la muchacha se le llenaron los ojos de lágrimas y volvió a abrazarlo nuevamente.

Ahora sabría que el hombre que amaba había muerto cumpliendo su promesa. Y aquello le había dolido en lo más profundo de su ser. 

—  Mon cheri!—  La llamo antes que la chica se adentrará en su hogar

—  Dime

—  Je l'aimerai jusqu'à ce que le soleil s'éteigne et que la lune brille dans la journée (la amaré hasta que sol se apague y la luna brille en el dia)

 Scarlett sonrió con el corazón y el estómago agitado. Nathan reía frente a ella al ver su rostro sonrojado y oír las advertencias de su suegro molesto a un lado. 

***

Sus pies descalzos se detuvieron bajo el umbral de la puerta principal, observó al joven sentado en el porche del jardín en completa soledad. Nathan llevaba puesto aún la parte baja de su uniforme junto a una camiseta sin mangas, todo su brazo derecho se encontraba vendado, Scarlett sintió una punzada en el estómago al ver su mirada perdida entre las plantas de su madre. 

Su cabeza se encontraba echada hacia atrás recostada sobre la viga de cemento, dio una larga calada al cigarro que sostenía entre sus dedos.

— No sabía que había comenzado a fumar— murmuró de brazos cruzados. Nathan volteo a verla y se apresuró a intentar apagar el cigarro— ¡No hace falta! No me molesta en lo absoluto 

El soldado sonrió agradecido y dejó escapar el humor retenido en un largo suspiro— Ver morir a tus amigos daña la mente, mon cheri— sollozó 

La castaña caminó en silencio sujetando el collar que el joven le había obsequiado y tomó asiento a un lado observándolo con tristeza. 

Nathan le regaló una sonrisa vacilante— Es un bonito camafeo— expuso observando la piedra sobre su vestido.

Scarlett borró su sonrisa reemplazándola por una mueca de confusión, tomó el colgante que se hallaba en su cuello. Un escalofrío le recorrió el cuerpo completo, Anoushka le había colocado aquella pieza entre toda la confusión, sintió sus ojos nublarse al recordar habérselo quitado de encima antes de salir en busca de su prometido. 

— M-me lo ha obsequiado... Lesly— mintió entre balbuceos

Nathan rodeó sus hombros con su brazo herido jalándola con suavidad hacia él, la castaña se acomodo entre sus piernas dejando descansar la cabeza sobre su pecho. El soldado entrelazo su mano con la de ella, mientras jugaba con sus dedos la muchacha acariciaba su brazo herido con suavidad.

— ¿Vuestro padre sabe que está aquí?— inquirió en voz baja

Scarlett sonrió— Cree que estoy en mi habitación 

— Mon chéri, nunca dejas de sorprenderme— Beso su cabello y continuo sobando su coronilla con la barbilla— Tengo un obsequio para usted

El soldado se removió tomando detrás suyo un ramo de flores, tapó los ojos de la muchacha con su mano libre y lo colocó frente a ella.

— Sorpresa, mon amour (mi amor)

Nathan destapó sus ojos y sonrió sabiendo el amor que su prometida le tenía a aquellas flores difíciles de conseguir en medio de la guerra.

— Son... ¿L-lirios?— balbuceo— ¡Oh, Nathan! ¿Cómo...?

— Un mago nunca revela sus trucos— bromeó haciéndola sonreír. 

Quizá Scarlett nunca sabría que su prometido las había buscado sin cesar por todos los mercados floristas del pueblo y la ciudad. 

— Son hermosos— suspiro aspirando su aroma— muchas gracias mon amour  

— Cuando tengamos nuestra propia casa plantare un jardín entero de lirios rojos, así cada primavera recordará cuando la amo— murmuró en su oído jugando con sus cabellos

— Lirios rojos... símbolo de amor eterno— canturreo— je t'aime de tout mon être (te amo con todo mi ser)

— je l'aime de ma vie (la amo con mi vida) 

Scarlett sintió el pecho inflarse de regocijante alegría.

Las palabras de Daniel aún corrían por su mente a gran velocidad a pesar de sus innumerables intentos por olvidar las. Pero podría dar su vida creyendo con fe firme que había hecho lo correcto, ellos aún se merecían una verdadera historia. 

— Le ciel bleu sur nous peut s'effondrer... — comenzo a cantar con voz ronca al oído de la muchacha— Et la terre pourrait bien s'effondrer... Peu m'importe si tu m'aimes (el cielo azul sobre nosotros puede hundirse, y la tierra puede bien derrumbarse... poco me importa si tu me amas)

La muchacha dejó que los brazos de su amado la abrazaran con más fuerza mientras tarareaba en voz baja su canción favorita.

—... Je me fous du monde entier... Tant qu'l'amour inond'ra mes matins— continuo ella entre susurros— Tant que mon corps fémira sous tes mains, peu m'importe les problèmes graves;mes... Mon amour puisque tu m'aime (paso del mundo entero mientras el amor inunde mis mañanas, mientras mi cuerpo se estremezca bajo tus manos... Poco me importan los problemas mi amor, pues tu me amas)

— J'irais jusqu'au bout du monde... (Iría hasta el fin del mundo...)

— je me teindrerais en blond... —  la castaña dejó escapar una risilla entre su cántico (me teñiría de rubio...)

—  Si tu me demandais, je descendrais la lune... j'irais voler une fortune, si tu me demandais... —  Nathan acarició su brazo con cariño erizando su piel—  je renierais ma patrie, refuser de mes amis, si tu me demandais... Ils peuvent se moquer de moi, je ferais n'importe quoi, si tu me demandas (si tu me lo pidieras, iría a descolgar la luna, iría a robar una fortuna... si tu me lo pidieras... Renegaría de mi patria, renegaría de mis amigos si tu me lo pidieras... se pueden reír de mi, haría cualquier cosa si tu me lo pidieras)

 — Si un jour la vie t'arrache à moi... Si tu meurs loin de moi, je m'en fiche si tu m'aimes... parce que je mourrais aussi...  — La voz de la castaña se cortó de repente siendo consciente de aquellas palabra (si un día la vida te arranca de mí... Si mueres lejos de mí, no me importa si me amas ... porque yo también moriría...)

— Nous aurons l'éternité pour nous-mêmes (nosotros nos tenemos por toda la eternidad) 

Scarlett no fue consciente del momento en que Nathan había dejado atrás aquella melodiosa canción para centrarse sólo en ella y prometerle algo tan infinito como la eternidad. 

Ambos amantes se quedaron en silencio oyendo el palpitar de sus corazones sincronizados, el soldado acariciaba con cariño los brazos de su prometida mientras que esta jugaba con el colgante entre sus dedos. 

Nathan sin poder evitarlo rompió en llanto, sus lágrimas comenzaron a bañar sus mejillas mojando el cabello de la muchacha, Scarlett volteo sobre él asustada, observó entonces como el hombre que amaba se derrumbaba frente a ella.

— Nathan, cariño... — La castaña tomó con desespero su rostro entre sus manos— ¿Qué ocurre? 

— Alexandre... — murmuró sollozando— él quería volver, había una joven a quien quería cortejar.... quería enamorarla y casarse con ella, anhelaba una vida feliz, tener una pequeñita a quien cuidaría del mundo y celaría de hombres corruptos.... Él tenía sueños, pero murió para que yo cumpliera los míos

Nathan preso del dolor se abalanzó sobre su prometida y la rodeó en un abrazo, su cabeza descansaba escondida en el hombro de ella mientras lloraba sin consuelo. El soldado había perdido a su mejor amigo, y el dolor y la culpa lo estaban consumiendo.

Scarlett comenzó a llorar sin querer evitarlo. Las palabras de Daniel azotaron su mente llenándola de culpa y desespero...

— Scarlett, no deberías estar aquí— La riño Daniel— Si vuestros padres se enteraran, perderían la cabeza por completo

— ¡No se lo digas, Daniel!— rogó desesperada— Solo caminaba y... me perdí

— Será mejor que nos vayamos, es preferible que nadie la vea aquí— El hombre intentó tomarla por el brazo por ella se alejó con rapidez  

— ¿Qué está ocurriendo, Daniel?— cuestionó acusatoria— Conozco esa mirada ¿por qué quieres salir huyendo de este bosque?

— Anoche hubo un incidente en el pueblo— masculló

— ¿Q-qué ocurrió? 

— Apedrearon a una mujer frente a su propio hogar— Le informo con disgusto— La acusaron de brujería 

— ¿Que...? ¡Como pudieron hacerle eso!— gritó escandalizada

— Ella se lo ha buscado— sentenció

— ¡¿Como puede...?!

— Las personas presas del dolor no distinguen los límites— la interrumpió— Esa mujer, ella perdió a su niña al nacer, la quiso de vuelta y recurrió a esta condenada bruja para traerla de nuevo a la vida 

Scarlett dio un traspié hacia atrás, su rostro se tornó más pálido que de costumbre y pudo sentir cómo las manos le comenzaban a sudar ¿ese sería también su final?

— La magia es un pecado, quienes la usan son hijos del mismísimo demonio— expuso con horror— Es por eso que siempre tiene un precio demasiado alto que pagar... esta mujer no quiso saber cual seria y solo lo acepto, ¿recuerda a la pequeña de los Bernard?

— ¿Agathe? Si l-la recuerdo ¿Qué pasó con ella?

— Murió anoche mientras dormía, su corazón simplemente se detuvo y ya no volvió a latir 

Para ese momento la castaña se encontraba con los ojos llorosos y las mejillas mojadas, Daniel suspiro viendo el terror en sus ojos.

— ¿Q-qué... qué tienen?— Scarlett inhalo sonoramente—  ¿Qué tienen que ver una cosa con la otra, Daniel?

— Cuando traes a la vida a alguien, otra persona debe morir para mantener el equilibrio natural... y siempre será alguien que dolerá en las entrañas, no huyes del dolor solo decides por quien sufrirlo, ese es el precio a pagar, Scarlett

Nathan sorbió su nariz alejando a la muchacha de su cuerpo— Desde el día que la conocí le hablé de usted, él siempre se burló de mí llamándome cobarde... incluso llegó a amenazarme, si yo no le decía mis sentimientos él mismo me expondría delante suyo... 

— Nathan, basta por favor... — rogó con desespero

— Cuando llegamos al frente vuestro padre les contó a todos la gran noticia, aun en el frente de batalla esa noticia fue suficiente para entonar un cántico alegre y celebrar con la poca agua bebible que teníamos... todos me felicitaron menos Alexandre, el solo me observaba desde una esquina con una gran sonrisa mientras asentía con esa mirada que denotaba "sabia que algún día dejarías de ser un cobarde"

— Nathan, él te quería demasiado— asintió acariciando sus mejillas— esto no...

— ¡El murió por mi!— gritó rabioso— ¿Sabes que dijo mientras moría en mis brazos? 

— Chéri, detente por favor... 

— "Frère*, si lastimas a esa mujer yo mismo me encargare de ti desde la otra vida" Nunca perdió su humor, ni siquiera mientras se desangraba sobre mi  

Scarlett examinó sus ojos aguados, algo dentro suyo se rompió al ver al hombre tan fuerte que ella amaba preso del dolor. Su alma era un completo cúmulo de agonía y ella sabía cuánto dolía eso, ese sentimiento desgarrante de perder a un ser amado sin poder evitarlo. 

Entonces no pudo soportar más el arrepentimiento, la culpa y el dolor golpeando sus entrañas. Tomó a su prometido fuertemente de las mejillas y trago grueso antes de añadir: 

— Nathan... — susurro— Nathan, escúchame por favor

— Mon chéri...

— Tu moriste, Nathan— escupió cerrando sus ojos con fuerza— y-yo no pude soportarlo y... te traje a la vida 

El rostro del soldado palideció de repente— ¿Qu-é di-dices, chéri?

— ¡No sabía lo que pasaría!— grito— Es mi culpa que  Alexandre esté muerto, yo elegí que él muriera para salvarte a ti... y lo siento tanto

Scarlett abrió los ojos esperando que el soldado la alejara de repente, pero lejos de lo esperado sonrió abiertamente. 

— Lleva un hermoso suéter, mon chéri 

El rostro de Scarlett se desencajo- ¡¿Me has escuchado?! 

El soldado sonrió con lágrimas en sus ojos- Es verdad que el cielo se encuentra hermoso hoy

_ ¡No te he dicho nada sobre el cielo!- Le gritó confundida entre un mar de lágrimas- ¡Todo esto es mi culpa! Fui un egoísta, no supe perderte y ahora le he quitado un ser amado a otra familia... 

— Princesse se ve hermosa bajo la luz de la luna 

Scarlett alejo las manos de su rostro con rapidez como si su tacto quemara y las llevó a su cuello apretando con fuerza. Los ojos comenzaron a aguarse mientras las uñas le desgarraban la piel violentamente, quiso gritar pero no logro espetar ni siquiera un mínimo sonido, su garganta estaba cerrada como si alguien la apretara con vigor.  

Busco la ayuda de su prometido, pero este se encontraba con los ojos completamente en blancos nulo a lo que acontecía frente a él. Scarlett lloró sin poder evitarlo, las lágrimas le bañaban las mejillas.

Un símbolo comenzó a brotar en su piel, un círculo oscuro que lentamente iba deformando en tres brazos ondulados. Mientras aquel símbolo aparecía sobre su pálida piel, el trazo ardía como si estuviera siendo marcado por un hierro caliente. 

Su corazón se detuvo por unos segundos, el aire de sus pulmones se escapó por sus labios entreabiertos, los brazos cayeron inertes a ambos lados de su cuerpo y lentamente se desplomó en el suelo sobre los brazos del soldado.  

Nathan reaccionó siendo libre del trance al que había sido inducido y acogió entre sus brazos a su prometida, sintiendo el frío de su piel y con el corazón desbocado se puso de pie cargándola y pidiendo a gritos la ayuda de alguien. El soldado lloró de nuevo con su prometida en brazos, totalmente inconsciente. 

Poco a poco la marca en su cuello se fue desvaneciendo hasta dejar tan sólo un diminuto punto rojizo como si de un piquete de mosquito se tratara. 

En la mente turbulenta de la muchacha deslumbró entonces un recuerdo 

"No le digas a nadie de esto"

En ese momento Scarlett Lefebvre no era consciente de lo que acababa de desatar. 

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