El detective, en conjunto con su padre, el comisario Owen, a pesar de sus esfuerzos y la venenosa relación que mantenían, obtenían avances en las listas que a cada uno les correspondía cumplir, pero no progresaban en información, todos los reportes llegaban a la misma conclusión: “no vi nada, inspector”, “todo fue tan rápido, oficial”, “creo que fue un hombre”, o “creo haber visto una mujer”, “yo escuché un disparo”, “tal vez lo mataron por deudas, yo escuché que era jugador”. Toda clase de sucesos, indefinidos o conjeturas sin sentido alguno, tenían que valerse del exhaustivo análisis de las pocas pruebas que pudieron obtener, ¿el arma homicida sería la clave? O quizá la Srta. Winchester, que se sabía que ocultaba algo o a alguien. Jeremy cavilaba la posibilida
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