—¡Oh, señor Dubois! Qué bueno verlo tan repuesto. La rubia le dedico una radiante sonrisa, que para Zoé parecía más falsa.—Si querida, ya estoy mejor. Ven siéntate con nosotros.La rubia obedeció, observando a las chicas de una manera poco amistosas. Era como si ellas dos fueran un par de bichos que debían ser aplastados. —Adelaine, querida mía. Conoce a la señorita Zoé Bonnes, y su amiga Maya Weber.—¡Oh! Un gusto. Esta les sonríe siendo poco amable. – No sabía que tenías invitadas esta mañana.—No son mis invitadas, querida. La señorita Zoé es la prometida de Jean Pierre.—¡¿Qué?! Pregunta sorprendida la mujer mirando a Zoé como si debiera estar muerta.—Si, al p
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